Nuevo Consejo de Ministros. Nuevo plan de “reformas”. Nuevo impulso a la neolengua española, esa versión del idioma que, como en la novela distópica 1984 de George Orwell, sirve para camuflar con perfume barato el hedor de la situación económica del país. Como era de esperar, el pasado viernes el Gobierno no rectificó su rumbo al abismo y además reconoció su derrota total: acabará la legislatura, sea cuando sea, con más paro del que empezó. Eso no evitó a los ministros comparecientes dar una nueva muestra de hasta qué punto es capaz este Gobierno de retorcer el lenguaje para engañar a los ciudadanos.

“El Gobierno ha evitado una evolución mucho peor de la economía”, explicó Luis de Guindos. “La situación es mejor en términos macroeconómicos que en 2011”, añadió Soraya Sáenz de Santamaría. Pero la lid entre estos campeones de la neolengua la ganó Cristóbal Montoro, con su empeño por que los periodistas se apunten al club del eufemismo: “Los impuestos no suben sino que se ajustan algunos”. ¡Si hasta llegó a llamar “novedad tributaria” al enésimo hachazo al bolsillo del contribuyente!



La capacidad evolutiva del lenguaje del poder nos viene de lejos. Franco se inventó aquello de Democracia Orgánica para calificar lo que no era otra cosa que una sangrienta dictadura. Aznar usó el término “Movimiento de Liberación Vasco”, porque lo de ETA es sólo para quien no negocia contigo o pone pegatinas en los portales. Y Zapatero se convirtió en un experto en esquivar la palabra “crisis” a base de golpear el diccionario en sede parlamentaria.

Pero nada comparado con lo que vivimos ahora con Mariano Rajoy, porque nunca ha habido tanta miseria que esconder bajo la alfombra de la palabra. Y eso que el presidente nos prometió en campaña –como si sirviera de algo- que ellos “siempre dirían la verdad” y que llamaría “al pan, pan, y al vino, vino”.  Desde entonces, los empresarios se han convertido en “emprendedores”, los recortes en “reformas” y el abaratamiento del despido en “flexibilidad laboral”.

Estos son algunos de los mejores neologismos que nos ha regalado el PP desde que gobierna:



Medidas excepcionales para incentivar la tributación de rentas no declaradas: Expresión acuñada por Cristóbal Montoro para evitar usar otra más fea: amnistía fiscal. Sobre todo porque un año antes de aplicarla él, Cospedal había calificado una propuesta socialista similar de “impresentable”, “injusta”, “antisocial” y “barbaridad”.  La confusión sobre el término a usar no ha impedido a media Gürtel, incluido Luis Bárcenas, rellenar los formularios para blanquear sus presuntos saqueos.



Préstamo en condiciones extremadamente favorables: Úsese, como hizo De Guindos, en sustitución del más cacofónico "rescate”. Ni siquiera merece la pena llamarle “rescate a la banca” porque –una vez más a pesar de las promesas de Rajoy- la ingente millonada ingresado a las bancas ha contabilizado como deuda pública, consiguiendo que a pesar de los recortazos de Rajoy tengamos más déficit que cuando él llegó.

Recargo temporal de solidaridad: Hubo otro viernes, allá en los inicios de la era Rajoy, en que el Gobierno empezó a envolver pescado podrido con su programa electoral. Entonces también se subieron los impuestos, pero de manera más sangrante: tocando el IVA de “los chuches” y el IRPF a los trabajadores. Hacía falta usar una expresión todavía más rimbombante, y la vicepresidenta se sacó esta de la chistera.



Movilidad exterior: Eufemismo de nuevo cuño pergeñado por la ministra del Paro y los Milagros Rocieros, Fátima Báñez, para referirse a los jóvenes que huyen en masa del país, visto que seis de cada diez no consigue encontrar trabajo. Quizá se inspiró por su subalterna, la secretaria general de Inmigración y Emigración, Marina del Corral, que meses antes también hablaba de “impulso aventurero” para calificar lo que siempre ha sido una “fuga de cerebros”.



Indemnización en diferido: El neologismo más tragicómico y más parodiado de todos los escuchados en boca de un dirigente popular, en este caso, de la inefable María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP y presidenta de Castilla-La Mancha a tiempo parcial. Quizás es el eufemismo más trabajado de todos, por su capacidad de síntesis, ya que llevaría mucho tiempo realizar una expresión más clara: “Mireusté, nunca hemos despedido al señor Bárcenas y le hemos estado pagando una millonada durante todo este tiempo sin necesidad de currar porque no queríamos que se nos enfadara y nos echase abajo el chiringuito”. Y eso, claro está, no cabe en un titular de La Razón a cuerpo 72.

Marcos Paradinas es redactor jefe de ELPLURAL.COM
Blog El Día de la Marmota
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