Era demasiado fácil convertir a José Luis Rodríguez Zapatero en el malo de la película. Resonaba por doquier el sonido de los pregoneros populares: "Cuando Zapatero abandone de una vez el palacio de La Moncloa, las cosas cambiarán enseguida porque nosotros generamos confianza y seguridad, todo lo contrario de los socialistas", decían con irrefrenable frecuencia los voceros genoveses y sus medios de comunicación.

Cantinela similar
Ahora continúan divulgando una cantinela similar. Se acogen a la teoría de la herencia. "Con la herencia que nos ha dejado el PSOE es imposible que gobernemos" reiteran cada dos por tres. Hacen juegos malabares tratando de eludir sus responsabilidades. Ignoran deliberadamente que precisamente la herencia del Gobierno Camps es infumable y que el PP gobierna el País Valencià desde 1995. Personalmente, Rajoy -en una de sus visitas de apoyo a Camps- se deshizo en loas a cómo conducía Camps su Gobierno.

La deuda de la ciudad de Madrid
Silencian el despilfarro de la Comunidad de Madrid y el del flamante ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, quien endeudó la ciudad de Madrid a unos niveles de vértigo. Es decir, que no ha sido ejemplar en absoluto la actitud de muchos de los dirigentes de la derecha antes de que estallara la crisis. Y luego, con la crisis, más de lo mismo. Por cierto, ¿a qué espera Rajoy para abrir una investigación, siquiera interna, en el Gobierno de su gran amigo Alberto Núñez Feijoó no vaya a ser que hubiera casos de corrupción política?

La realidad, tozuda
No habrá investigación de Rajoy, por supuesto. No la hubo tampoco en el caso Gürtel. El líder de la derecha no soporta ni un lío, que es un vocablo que él aborrece. Le salió bien la estrategia de cargar al Gobierno socialista el peso de la crisis. Pero la realidad acostumbra a ser tozuda. Pasan los días y la situación económica y, por ende, social es objetivamente peor que la anterior. ¿Tiene la culpa Rajoy? No, probablemente.

Los hundió a los dos
Su culpa es otra. Mintió sistemáticamente para hundir al adversario, primero Zapatero y luego Alfredo Pérez Rubalcaba. Y, eso sí, consiguió su objetivo. Los hundió a los dos. Pero el vendaval de la verdad antes o después acabará con él. Rajoy no produce confianza ni en la ciudadanía ni en los mercados ni en la UE. Y pagará caro sus falsedades.

Enric Sopena es director de ELPLURAL. COM