González no los ha concretado. No ha subrayado ni uno sólo. En realidad, los mismos jefes de Estado y de Gobierno que en Bruselas, y en otros escenarios, le daban a José Luis Rodríguez Zapatero y a Elena Salgado palmaditas de ánimo en la espalda y les felicitaban por sus medidas contra la crisis son los que, en la actualidad, le dicen cosas similares a Rajoy. No nos engañe. Sr. banquero.

Influyente afiliado
En todo caso, no olvidemos que González no ha hablado como un relevante banquero, sino como un influyente afiliado del Partido Popular, muy amigo de José María Aznar y obviamente de Mariano Rajoy. Su ascensión a la cumbre de las finanzas españolas comenzó en 1996, poco después de que Aznar fuera investido presidente del Gobierno.

Bancos públicos
Felipe González había puesto en marcha, en 1991, un proceso de fusión de bancos públicos, encabezados por Argentaria. Aznar mantuvo la citada fusión, pero privatizó a ese grupo de bancos y forzó además que González acabara siendo el número 1 del BBVA.

Suerte y fortuna
La suerte y la fortuna le vinieron a ver a González a quien Aznar transformó de pronto en el segundo gran banquero del Reino de España. Llama la atención, por tanto, su reflexión sobre la reforma financiera al decir que “lo importante es cómo acabe” y acentuando que “sólo será un éxito si quedan entidades fuertes, sin que haya injerencias políticas ni personales”.

El liberal intervencionista
Pero sin injerencias políticas ni personales, usted, Sr. González, no habría saltado a la presidencia de un holding de bancos unos privados y muchos privatizados. El año 2000, Aznar le abrió las puertas al despacho presidencial del BBVA. Aquello no fue únicamente una operación de alto nivel financiero, sino una estrategia política manejada desde el Gobierno popular para controlar mejor la economía española. Eso lo hizo un partido que se jacta de ser liberal a tope, pero que en la práctica utiliza el intervencionismo más elemental y de amiguetes.

Así gana la derecha
Doce años después, con el PP gobernando de nuevo, el multimillonario banquero gracias al dedo de Aznar, critica las injerencias políticas y personales en las reformas financieras. El presidente del BBVA parece no tener vergüenza. Fue a través de ese género de injerencias que él se instaló en el paraíso. Así gana la derecha.

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM