Nicole Kidman, Tom Cruise y todo un equipo norteamericano alucinando con un catering repleto de churros, cachopo y churros. Ah, y Amenábar a los mandos. Así se fraguó Los Otros, largometraje que, tan solo un mes después de su estreno (2001) lograba convertirse en la película más taquillera del cine español. La producción -y sus entresijos- se ha convertido en la protagonista de la tercera temporada de Delirios de España, el proyecto de Juan Sanguino en Podium Podcast. Algo que muy pocos saben, y que podrán conocer con detalle, es que el rodaje estuvo lleno de imprevistos, convirtiéndose casi en el cuento de nunca acabar: dos retrasos por culpa de Kidman, un intento de 'sabotaje' por parte de Harvey Weinstein, un incremento del 30% en el presupuesto o incluso una niña protagonista que se niega a aprenderse sus diálogos.

Pregunta: ¿Por qué habéis elegido el rodaje de Los Otros como tema central de esta tercera temporada?

Respuesta: Porque soy muy cinéfilo. Mi entrada a la cultura popular cuando era pequeño fue a través del cine y es mi debilidad. Estoy harto de leer libros que me encantan sobre el rodaje de La puerta del cielo, Apocalypse Now o Tiburón. Y es como "por qué eso no se hace en España".

Tenemos grandes profesionales que están vivos y han trabajado con Berlanga o con Samuel Bronston en la época, como es el caso de Benjamín Fernández, el director artístico de Los Otros, que está vivo y que es un señor que trabajó en Nicolás y Alejandra. Tenemos historia viva del cine español e internacional a nuestro alcance y parece que siempre es una cosa muy americana lo de contar un rodaje. Así que dije: "¿por qué no hacemos esto con el cine español?" Empecé a pensar qué película española podría dar para para un podcast y lo vi clarísimo que era Los Otros. Yo sabía que tenía que haber una historia, porque tú no te traes a Nicole Kidman y a Tom Cruise a vivir a Puerta de Hierro un verano y no pasan cosas.

Además, Delirios de España siempre intenta contar épocas socioculturales, socioeconómicas, sociopolíticas de España a través de frivolidades, de cultura popular. La propia existencia de Los Otros, al ser la película más cara de la historia del cine español, ya simboliza muy bien la prosperidad económica de la España del 2000, que fue cuando acuñó a Aznar lo de “España va bien” y la gente se lo creyó. Era una bonanza económica sin precedentes y el hecho de que la película más cara de la historia del cine español se produjese durante esta bonanza económica tampoco es casualidad. Hoy sería imposible porque nadie arriesgaría 20 millones de euros en una película.

Aznar acuñó lo de “España va bien” en los 2000 y la gente le creyó

(P): ¿Cómo habéis vehiculado las entregas? ¿Cada episodio tiene un protagonista?

(R): Todas empiezan por un flashback y he intentado que cada una trate un tema. La temporada anterior eran seis episodios narrativos. En este caso, tú puedes hacer episodios temáticos, pero la cronología es la que es. Si hay dos retrasos en el año 2000, cuando ya parece que van a rodar y Nicole retrasa 6 semanas, y luego cuando parece que van a rodar, Nicole retrasa otras 10 semanas, yo no puedo hacer virguerías porque lo que pasa antes del retraso tiene una connotación y unas consecuencias, y lo que pasa después del retraso tiene otras consecuencias. 

Me interesaba mucho hacer un episodio cero, que contextualizase la España de la época y que hablase de cine, de Tesis, del impacto de Amenábar, de El día de la bestia, del momento en el que el cine español volvió a molar entre la gente joven, porque eso es el caldo de cultivo que permite que Los Otros no solamente fuese un éxito, sino que exista.

El episodio uno tiene que hablar de cómo surge todo, desde la idea original de Alejandro hasta que entra Nicole en el proyecto. Y ahí pues estás limitado un poco por la realidad. Pero luego quería hacer un episodio que hablara solo de los dos retrasos. Y tú dices, qué coñazo, pero lo utilicé para hablar de la cantidad de gente que le cogía manía Amenábar y que estaba deseando que la película se pegase una terrible. Amenábar, él mismo reconoce que era muy repelente y había gente que le parecía el niño prodigio, el flipado este que se iba a traer a Nicole Kidman y conforme se iba retrasando la película, la gente decía "esta película no se va a hacer". Esa cosa tan española de “Manolete, si no sabes torear, para qué te metes”.

Y luego, por ejemplo, el episodio cinco, que es cuando llega Tom Cruise, es el de contraste cultural.  Ahí metí todas las historias de españoles y americanos creyendo que los otros estaban locos.

(P): El episodio cero lleva por nombre una frase que ha acompañado durante mucho tiempo al cine español: "Está bien, no parece española". ¿Crees que sigue existiendo este estigma?

(R): No lo creo. Creo que es una frase que ya no se utiliza porque ya hay demasiadas películas españolas que no parecen españolas. Es una cosa que se acuña con películas como El día de la bestia, Tesis o Abre los ojos, que son películas que pueden ser españoladas, pero que también tienen una influencia muy grande de todo el cine de género de los 80, de John Carpenter, de Spielberg, de Hitchcock, Kubrick. Entonces, Álex de la Iglesia, Medem, Amenábar o Mateo Gil son directores que tienen claramente referentes de fuera de España, aunque sean españoles y hagan películas que son claramente españolas. Su forma de hacer cine es para la gente joven, es más rompedor.

Se acuña ese piropo envenenado de “está muy bien, no parece española”, pero luego la gente se acostumbra a eso. Cuando, de repente, se estrena un Alatriste, un Celda 211 o un El niño, que son películas que se podría decir “está muy bien, no parece española”, la gente ya no dice eso porque se ha acostumbrado a que el cine español también haga este tipo de cosas. Lo que la gente quería decir con eso era que no eran películas de la guerra civil, básicamente.

Mucha gente que le cogió manía Amenábar estaba deseando que la película se pegase una terrible

(P): Estamos viviendo un retorno generalizado a las 2000. No solo ocurre en el cine, sino también en la moda o la música. ¿Crees que se debe a la nostalgia o más bien al 'moderneo'?

(R): Hay décadas que son más influyentes que otras. Los ciclos de la nostalgia son inevitables, funcionan cada 20 años. Yo ya he vivido la vuelta de los 80 y la vuelta de los 90 y ahora estoy viviendo la vuelta de los 2000.

Casi toda la década de los 2000 fue previa a la crisis de 2008, entonces la gente recuerda, por ejemplo, que era más fácil comprarse una casa, que no tiene por qué ser cierto, pero al final percepción es realidad. En general, la cultura pop era más optimista.

Podías ser machista y no pasaba nada, las mujeres tenían más poder. Por ejemplo, en Miss Agente Especial, Sandra Bullock, es una agente del FBI y tiene que infiltrarse en un concurso de Miss América porque alguien quiere poner una bomba. Ella en un momento dado dice que el concepto de Miss América es como si el feminismo nunca hubiera existido. Y es curioso porque el personaje de Sandra Bullock habla de feminismo como algo que había ocurrido en el pasado y no que pudiera estar ocurriendo. Y es verdad que después de los años 80 o 90 se consideraba que el feminismo ya había ocurrido en los 70, que había conseguido todo lo que se podía conseguir y el resto eran cosas inevitables.

Creo que es un recuerdo dulce para la gente que lo vivió en la adolescencia, en el que todo parecía que estaba bien, romantizado inevitablemente. Había un poquito de progreso, el mundo estaba cambiando, pero todavía era manejable.

(P): Hablamos de estos ciclos de nostalgia cada veinte años, ¿crees que en un futuro recordaremos la época actual de la misma manera que ahora mismo recordamos las pasadas?

(R): Dependiendo de cómo estemos. Al final la nostalgia no funciona solamente por cómo fue aquella época, sino por cómo es la época del presente, desde la cual recuerdas esa nostalgia. Es decir, si dentro de 20 años estamos atravesando una época de extremo conservadurismo, no recordaremos a Trump como una persona que recortó las libertades, sobre todo de la clase obrera trabajadora, sino que la recordaremos como la época de lo woke y la época en la que podías ser abiertamente feminista y se podía reivindicar los derechos y las minorías.

Yo creo que 2015-2025 va a ser recordada como la época de lo woke y de las mujeres, por ejemplo, a través del pop. Las artistas más exitosas de esta época no son artistas sexualizadas: Chappell Roan, Billie Eilish, Taylor Swift, Lorde, o Charlie xcx. Sin embargo, vemos estrellas nuevas, como Sabina Carpenter o Tate McRae, que sí que son más sexys y están volviendo un poco al rollo rubia pin up, a lo Britney. Cuando dentro de cinco años todas las estrellas del pop sean otra vez súper sexys diremos: "es que antes hubo la época de las de las mujeres que no se querían sexualizar, pero ahora todas están sexualizándose".

Con la vuelta de los 2000, regresan los chistes de mariquitas o las mujeres sexys

O el caso de Sofía Gascón, que colapsó por su propio peso. La extrema derecha quería apoyarla por sus tuits, pero la odiaba por ser trans. La gente progresista quería condenarla por sus tuits, pero la defendía por ser trans. Al final nadie sabía lo que hacer y nadie la canceló. Es una cancelación que colapsó sobre sí misma.

Con la vuelta de los 2000 volverán los chistes de mariquitas, que no se han terminado de ir nunca, vuelven las mujeres sexys. Con la vuelta de los 2000 no vuelve solamente el pantalón de tiro bajo, vuelve también la sexualización de las chicas jóvenes o las críticas a los hombres gays bajo la "marica mala", ya que con la vuelta de la cultura pop de una época también vuelven sus valores.

(P): Si tuvieras que hacer un Delirios de España en el futuro centrando en la época actual, ¿sobre qué hablarías?

(R): Creo que hay un delirio de España, por ejemplo, en una figura como Aitana, que haga lo que haga siempre va a dar de qué hablar y que todo el mundo está muy pendiente de ella, o en la organización de Benidorm Fest, en cómo se ha montado todo eso y cómo se han seleccionado las canciones.

Me gustaría mucho, que ya lo hacía transversalmente la serie Celeste, hablar de todo el momento Shakira viniéndose a Barcelona cantando canciones en catalán y saliendo escaldada con una deuda de Hacienda. Luego haciendo canciones contra una chica de 25 años y poniendo a sus hijos a bailar una canción en la que se está riendo de su padre. Me parece increíble, sobre todo por la reacción de la gente en redes. Actualmente, yo cuento historias en las que no había redes sociales. Entonces esa parte, por suerte no tengo que cubrirla. Pero si yo tuviera que hacer un Delirios de España a partir de 2010 tendría que tener en cuenta las redes, lo cual me parece sinceramente agotador.

Súmate a El Plural

Apoya nuestro trabajo. Navega sin publicidad. Entra a todos los contenidos.

hazte socio