En el año 2019, Sara Carbonero era diagnonsticada de un cáncer de ovarios. Desde entonces, la periodista ha compartido en múltiples reflexiones en torno a la enfermedad y el tratamiento al que se sometió en sus redes sociales, pero nunca ante los medios. Este miércoles, 16 de octubre, asistía a 'ELLE Cancer Ball', la cuarta edición de la gala solidaria de la revista que tiene como objetivo recaudar fondos para la Asociación Española Contra el Cáncer, donde se rompía al hablar "a corazón abierto y públicamente" sobre su enfermedad. 

Sara Carbonero pronunciaba un emotivo y personal discurso tras recoger un premio. "Cáncer, una palabra de la que he huido durante años", rompía a llorar la periodista. "Y a la que no me gustaba hacer referencia porque creía que si no la nombraba no sería una realidad", continuaba, muy emocionada. La manchega ha reconocido que le "ha costado tiempo aceptar y comprender que esto es una carrera de fondo", pero que ha "aprendido a convivir con la incertidumbre, incluso he aprendido a abrazarla". 

La comunicadora aseguraba que ha hecho "un gran trabajo personal en este tiempo" para poder anteponerse y salir con fuerza de la enfermedad: "He mirado mucho para adentro y me he dado cuenta de que esta travesía, a lo largo de este desierto, se hace mucho mejor acompañada; que hay que normalizar el cáncer, que mostrarnos vulnerables no es malo, sino todo lo contrario. Nadie es perfecto ni lo pretendemos". Ahora, tras haberse tomado el tiempo necesario, Carbonero ha decidido tomar la palabra para enviar "un mensaje de aliento a todas las personas que estén conviviendo, porque no me gustan nada los términos bélicos. Lo siento mucho... batallar y así, pero aceptando esta cruel enfermedad". 

La manchega echó la vista atrás y se remontó al momento en el que le diagnosticaron cáncer de ovarios: "Lógicamente me quedé en sock. Era terrible. Yo tenía 35 años, una vida sana, no entendía nada. Y eso que mi pronóstico fue bueno, pero mi cabeza estaba llena de por qué". Ella misma relataba que le recomendaron acudir a un psicooncólogo, profesionales "que hacen una labor maravillosa". No obstante, Carbonero sentía la necesidad de escuchar el testimonio de otras mujeres que hubiesen afrontado la misma situación y que "10 años después o 15 años después estuvieran vivas, fuertes y trabajando". 

Y eso mismo hizo, la periodista deportiva se puso en contacto con diez mujeres para conocer su historia, para las que también tuvo un recuerdo durante su discurso: "Me dieron el impulso que yo necesitaba, que es lo que me gustaría a mí hacer hoy con toda la gente que pueda estar viéndome ahora mismo para decirles que hay salida". Tampoco quiso olvidarse de los médicos que la acomparon en el proceso, a los que se refirió como sus "ángeles de la guarda", ni de sus hijos, su "razón de ser". Ya en el mes de julio, Carbonero compartía a través de sus redes sociales un emotivo momento junto a uno de sus hijos mientras se sometía al tratamiento: "En una de esas, al acabar el sexto y último ciclo de quimioterapia" -en junio de 2019 cuando vivían en Oporto- "yo estaba en la cama, sin poder moverme y mi hijo mayor se tumbó conmigo. Después de mirarme detenidamente, muy raro, soltó: 'Mamá, es que tienes las cejas grises y no pareces tú'" ha relatado, reconociendo que "por entonces, precisamente por no mirarme ignoraba que había perdido todo el pelo de las cejas, que son las que enmarcan la mirada y dan personalidad al rostro".

Por ello, la periodista ha mandado un mensaje entre lágrimas a las madres enfermas de cáncer y con niños pequeños, "que no entienden nada y que aún no le puedes explicar por qué su madre está ocho días en la cama tirada después de cada quimio y a los 21 días lo mismo y por qué su madre no tiene energía, como las madres de sus compañeros". En su discurso, Sara Carbonero confesaba que ha aprendido "mucho sobre el valor del tiempo", "el tesoro más preciado que tenemos": "Sobre todo, he aprendido a vivir el presente y, además, como decía nuestro querido Pau Donés: 'de manera urgente". 

Además, compartía su aprendizaje sobre el poder del amor: "Es tan potente, que es capaz de transformarlo todo". Y en ese instante se acordaba de algunos de sus seres más queridos, como su madre, su hermana o amigas como Isabel Jiménez. Antes de finalizar su discurso, se dirigía a sus hijos, que ahora tienen 10 y 8 años: "Mi cariño especial para todas esas madres valientes, madre coraje. Vais a poder ver a vuestros hijos crecer como lo estoy haciendo yo. Martín y Lucas, sois mi motor y mis ganas".