La actriz Blanca Romero fue una de las concursantes revelación de la última edición de MasterChef Celebrity, un espacio en el que pudo volver a conectar con sus seguidores y con el público en general tras un parón en su actividad profesional, sobre el que se ha sincerado.

En una entrevista en El País, la intérprete ha hablado de la que será su próxima película, La abadesa, después de un parón de diez años. "¿A qué se ha debido una pausa tan larga en tu trabajo?", ha sido preguntada. "A que tuve que criar sola a mi hijo. Mis padres no me podían ayudar tanto como con Lucía y no me quedaba energía para rodar. Mi calidad de vida me permitía dedicarme a él", ha contado la actriz.

A su vez, Romero ha reconocido que se siente "una privilegiada" por haberse podido dedicar al mundo de la actuación, aunque en ocasiones ha sido "una mercenaria", refiriéndose a que, en ocasiones, le ha tocado hacer cosas que no le gustaban o de las que no estaba convencida. "Vendí ropa que no me gustaba y defendí guiones que me parecían una gilipollez. Ahora la vida me obligó a trabajar de nuevo; si no, jamás habría ido a MasterChef", ha confesado, reconociendo que su participación en el programa vino parcialmente motivada por la necesidad.

A su vez, al ser preguntada por su paso por el programa culinario, la actriz ha señalado que a "esta edad" ya no es tan crítica como lo era antes. "Y me queda poco tiempo para mirarme el ombligo. Me da igual ir con tres tallas más por la calle, que me vean guapa o fea, no soy menos feliz por eso", ha dicho.

"Antes no hubiese permitido que la mitad de mis primeros planos en MasterChef, en los que se me ve feísima, hubieran salido a la luz. De modelo hubiera puesto el grito en el cielo: cada jueves, una llantina. Ahora, me da igual", ha sentenciado.

Las críticas de un cocinero a MasterChef

Sin embargo, no todo son siempre buenas palabras para MasterChefEl cocinero David de Jorge, más conocido como Robin Food, dio una entrevista con El Mundo y aprovechó para dar su visión sobre el programa de cocina, con el que fue ciertamente crítico, especialmente con las lecciones de cocina que se imparten en el show televisivo.

"No tengo nada en contra de nadie, lo que pasa es que no tengo filtro. Todo lo que sea bueno y sume me encanta. No me gusta el brilli brilli, la aparatosidad, el ego inflado, el postureo, pero entiendo que en el mundo tiene que haber de todo, pero debería predominar el sentido común", comenzaba argumentando sobre la profesión del chef, en un sentido general y sin mencionar a nadie.

Un arranque tras el que fue preguntado por la visión que existe de la labor del cocinero, si consideraba que la misma estaba distorsionada. Su respuesta fue, como era de esperar, afirmativa, y en esta ocasión sí dio nombres: "El oficio de cocinero no tiene nada que ver con lo que enseñan en MasterChef, ni con lo que te dicen en los suplementos dominicales, ni con lo que cuenta Ferran Adrià".

"Existe una visión irreal" de lo que en verdad es nuestro trabajo y luego así nos va. Este oficio va de cocineros que dan de comer todos los días en sus tascas, pero eso no interesa, interesan los fuegos artificiales", afeó de Jorge, recordando que la mayoría de profesionales se dedican a la cotidianidad y no al espectáculo. "Yo iba a la escuela de cocina andando y hoy, esas escuelas están llenas de descapotables de los jóvenes que quieren llegar a lo más alto muy deprisa", lamentaba.