Atresmedia Televisión ha presentado en el Festival de Málaga la primera de sus dos apuestas en materia de ficción: Perdiendo el juicio. Producida por Boomerang TV, la serie es un drama jurídico cuya protagonista. Amanda, una prestigiosa abogada, sufre el estallido de un trastorno obsesivo compulsivo durante un importante juicio. A partir de ese momento, su carrera cae en picado y deberá empezar de cero, aprender a ser otra persona. A lo largo del proceso, la joven se topará con múltiples personas en su vida que desempeñarán un importante rol en su vida -tanto bueno como malo- así como en la trama.

La estrategia de estreno será la misma que ha llevado a cabo el grupo en otras ocasiones: en primer lugar verá la luz en Atresplayer, este domingo 23 de marzo, y posteriormente pasará a la televisión en abierto. Perdiendo el juicio está compuesta por 10 episodios de 50 minutos, cada uno de ellos "una pequeña película en sí mismo", tal y como ha asegurado Luis Santamaría, productor ejecutivo de Boomerang, en la rueda de prensa ante los medios, a la que ha asistido ElPlural.com.

Y es que, el título se trata de un procedimental, es decir, a pesar de tener una trama troncal que se extiende a lo largo de los episodios, cada uno de ellos cuenta además con una trama autoconclusiva, es decir, que comienza y se resuelve a lo largo del mismo: "Esto los convierte en una pequeña joya", ha asegurado el directivo. "Venimos con una cierta garantía y recuperamos el procedimental de abogados que está funcionando muy bien tanto internacional como nacionalmente. Por eso vamos bajo seguro", ha asegurado Montse García, Directora de Ficción de Atresmedia

La serie cuenta con gran parte del equipo de otra ficción que ha dado muchas alegrías a Atresmedia: Alba. Su protagonista es Elena Rivera, a la que acompañan en el elenco principal Manu Baqueiro, Miquel Fernández, Lucía Caraballo, Daniel Ibáñez, Alfonso Lara, Carol Rovira y Dafne Fernández. Además, en el reparto también se encuentran María Pujalte, María León, Eloy Azorín, Luis Bermejo, Federico Aguado, Antonio Garrido o Clara Garrido, entre otros.

Más allá de ser un drama judicial, el equipo ha resaltado las subtramas o el humor que subyace. También cabe resaltar que los casos que se tratan en cada uno de los episodios son reales, lo que han subrayado los distintos actores.

Su protagonista, Elena Rivera, ha destacado la dificultad de dar vida a Amanda: "He vuelto a tener otro reto de afrontar un personaje femenino complejo, tiene un montón de aristas y matices. Como soy muy kamikaze, me encanta", decía sobre cómo ha encarado este reto. La abogada a la que interpreta sufre un "colapso", "un grave estallido de su TOC", durante un importante juicio, que le afectará personal y profesionalmente, por lo que tendrá que empezar de cero. 

"Es muy interesante lo que le pasa porque se enfrenta a algo a lo que nos enfrentamos todos en algún momento en la vida, que son las expectativas que tenemos y las que tiene la gente sobre nosotros. Eso provoca mucho estrés, ansiedad, problemas mentales", explica Rivera. El perfeccionismo de Amanda le hace estallar de tal manera que "su vida cambia por completo" y "tiene que aprender a renacer". 

"En ese camino aparecen muchas personas", añade la protagonista. Personas como Gabriel (Manu Baqueiro), dueño del decadente bufete que decide contratar a Amanda cuando nadie quiere darle una oportunidad. Otro hombre importante en la vida de la joven, aunque desde un inicio, es César (Miquel Fernández), su todavía marido -y también abogado- aunque pronto firmarán los papeles del divorcio. Los dos abogados son el ying y el yang, el ángel y el demonio, por lo que los espectadores conocerán a una Amanda completamente diferente según con quién se relacione. 

Perdiendo el juicio, con más detalle

Amanda Torres, una reconocida abogada, ve su carrera desplomarse cuando un severo brote de su trastorno obsesivo-compulsivo la afecta en pleno juicio. A partir de ese momento, su reputación queda marcada y encontrar un nuevo empleo se convierte en un desafío, tanto por el estigma del incidente como por sus incontrolables manías, que complican su vida personal y profesional.

Sin más opciones, Amanda acepta trabajar en un bufete venido a menos, muy lejos de sus aspiraciones, donde debe compartir casos con un grupo de abogados en decadencia, lejos del elitismo al que estaba acostumbrada.

Pero sus problemas no terminan ahí. Su matrimonio sigue siendo un dilema, atrapada entre los sentimientos que aún tiene por su marido y la inesperada atracción hacia su nuevo jefe. Mientras tanto, enfrenta el mayor reto de su vida: defender a su hermana, acusada de un asesinato ocurrido el día de su boda, un caso que podría condenarla de por vida.