El servicio de Urgencias del Hospital Severo Ochoa, al sur de Madrid, es uno de los más críticos, por la aglomeración de pacientes. Según han denunciado sus trabajadores, están atendiendo a 350 enfermos cuando la capacidad de sus salas está pensada para 92 pacientes.

El equipo de sanitarios lo integran 50 personas, entre médicos, enfermeras, auxiliares, celadores y limpiadores, pero el servicio más crítico es del de enfermería: sólo una decena de profesionales.“Está muriendo mucha gente, no sólo ancianos, también pacientes de entre 55 y 65 años que no pueden optar a un respirador”, han denunciado las enfermeras de Urgencias  a El Plural.

Este vídeo muestra cuál es la situación en el hospital en este momento, con pacientes de todo tipo: jóvenes, de mediana edad y muy mayores, la mayoría sentados en sillas, unos junto a otros, sin guardar las distancias recomendadas por las autoridades sanitarias, porque no es posible.

Se prioriza a los enfermos sin patologías previas

Los médicos tienen que elegir a quién se envía a la UCI, con capacidad para 10 pacientes, así que los que tienen enfermedades previas, como hipertensión, diabetes, colesterolemia e, incluso, obesidad, tienen que ser descartados ante otros que "pueden tirar para adelante”, relatan enfermeras del hospital a El Plural.

“A los que no se les puede llevar a la UCI les ponemos boca abajo, para que puedan respirar mejor, pero es una medida temporal. Se está muriendo mucha gente. Se nos rompe el alma. Tenemos la sensación de que corremos y no llegamos. No somos capaces de cuidar a ese número de personas, hacinadas durante días, abuelos sentados en una silla tres días, ni siquiera hay un sofá para que puedan estar más cómodos”, han explicado las sanitarias.