El mundo del fútbol llora la repentina muerte del jugador sevillano de 35 años, José Antonio Reyes, tras el trágico accidente sufrido este sábado cuando viajaba hacia su ciudad natal, Utrera.

Reyes ha sido uno de los debutantes más jóvenes en jugar en Primera División. Con tan solo 16 años, Marcos Alonso le hizo debutar en la temporada 1999-2000. Destacado por su talento natural, descaro y un pie izquierdo bendecido, el utrerano se convirtió en una de las mayores promesas del fútbol español. Tal fue su impacto en el fútbol europeo que, tres años después de su debut, el mejor Arsenal de la historia decidió ficharle por 30 millones de euros.

A pesar de la confianza depositada en él por parte de su entrenador Arsene Wenger, compartir vestuario con estrellas mundiales como Henry o Viera, y cosechar muy buenas actuaciones, Reyes nunca fue capaz de adaptarse a la vida londinense. 

Tras su periplo en la Premier League, Reyes volvió a España. Desembocó en el Real Madrid de Fabio Cabello y fue protagonista en la conquista de La Liga 2006-2007, una locura futbolísta sólo al alcance de Real Madrid. Dos goles de Reyes le dieron el título al club de Chamartín.

A pesar de aquel éxito, nunca llegó a asentarse en el Madrid. Tan sólo un año después de su llegada al Bernabéu cambió de barrio para recalar en el Atlético de Madrid. A pesar del mal recibimiento dado por la afición rojiblanca por su pasado madridista, consiguió ganar dos Europa League y entrar en la historia de Atleti.

Benfica, Español, Sevilla, Córdoba y Extremadura fueron sus siguientes equipos. La historia de Reyes es la del diamante en bruto que nunca consiguió pulir todo su talento. Un jugador excepcional cuyo talento ha sido igualado por muy pocos jugadores en la historia de nuestro país. Descanse en paz.