Este miércoles se publicó El chico de las musarañasel libro de Ana Obregón y su hijo Aless Lequio, que en la preventa ya llegó a la segunda edición. Uno de los mayores reclamos es conocer los textos, unas 20 páginas, que escribió el hijo de la presentadora antes de fallecer. La publicación de la editorial Harper Collins refleja las palabras de Aless Lequio que llevaron a que la bióloga haya decidido culminar con uno de sus proyectos vitales.

“Mami, cuando me cure y gane suficiente dinero con mi empresa Polar Marketing para vivir y poder retirarte, me dedicaré a mi verdadera pasión, escribir”, escribe Ana Obregón sobre lo que le expresó su hijo. El libro es muy especial para la actriz porque cumple uno de los deseos que le dejó su hijo; también porque recoge las reflexiones que dejó escritas antes de morir, y porque ella también plasma su propia experiencia con la enfermedad que acabó con la vida de su hijo, así como su posterior decisión de la maternidad subrogada, que desató un gran debate político y social.

Ana Obregón a través de su cuenta de Instagram ha publicitado el libro y agradece el éxito en ventas, sin olvidar lamentar la pérdida del "amor de su vida": "Ojalá estuvieras aquí para disfrutar de tu éxito, espero que al cielo lleguen las noticias buenas". Además recuerda que los beneficios de autor irán destinados a la Fundación Aless Lequio, creada para para investigar el cáncer infantil y de jóvenes.

Las últimas reflexiones de Aless Lequio

Los textos del joven tratan de los hechos sucedidos la tarde de viernes en la que fue al médico para hacerse una exploración de lo que parecían ser unas hemorroides y acabó siendo ingresado por el absceso alargado por la pared del recto que le hallaron y que obligó a una intervención inmediata. 

Son tres capítulos -en el libro son los textos que van de la página 159 a la 23- de estilo mordaz y cargados de ingenio e ironía, en los que van intercalando también varios diálogos con sus cuatro musarañas interiores a las que pone nombre: Cúpula (ambiciosa y luchadora), Muria (nostalgia), Sophia (su ama de llaves) y Estendor (la que habla sin filtros).

El texto más emotivo y conmovedor es el que se recoge en la parte final de esos capítulos y que se titula: Empatía: la magia de existir. Aless hace un retrato personal de la tristeza humana y de la percepción que, a veces, tiene de algunos sentimientos humanos. Habla de una magia especial, “que no es triste, sino esperanzadora”, en un texto, escrito solo dos meses antes de morir, en que abre su lado más sentimental sin filtros.

Habla de la muerte sin tapujos

En el escrito, parece asumir su triste final y habla de la muerte sin pelos en la lengua: “La muerte no es más que una transición. Podría compararse a la preparación del cuerpo humano que precede un parto. Hablo de sensaciones inquietantemente tranquilizadoras y lúcidas, sensaciones que te dejan inmóvil, y si quieres te lanzan fuera del cuerpo, y cuando me refiero a fuera del cuerpo, me refiero a que sales del cuerpo literalmente y dejas de ver, simplemente percibes sin saber muy bien cómo ni por qué, pero percibes algo, algo superior”.

Pero Lequio no solo se queda ahí y reconoce como siente que su cuerpo está preparado para morir: “Todavía quedaba la última batalla. La batalla de mi vida, pero creo que el cuerpo el sabio y te prepara para todo, incluso la muerte. Es lo más extraño que he sentido en mi vida”, admite el empresario. Una narración que termina de forma poética: “La magia existe. Los magos somos nosotros. Todo lo que nos rodea es magia”.

Tras el escrito íntegro, la propia Ana Obregón describe lo que sintió cuando leyó por primera vez lo que su hijo dejó en su ordenador: “Termino de leerlo y dejo que las lágrimas corran sin piedad por mi rostro, abundantemente, como si el alma si licuera sin freno. Te estabas preparando para la muerte, y no lo sabía, perdóname”, explica, culminando con un mensaje que deja ver su dolor: “Si la magia existe, devuélveme la vida, hijo mío”.

Cabe recordar que Obregón aseguró haber vuelto a la vida tras el nacimiento de Ana Sandra Lequio, su hija legal por maternidad subrograda y nieta biológica. Algo a lo que Carolina Monje, la ex pareja de Aless Lequio, se habría opuesto, pero que, según la actriz, también era uno de los proyectos de vida que tenía Aless junto con el trabajo en su fundación y la publicación de este libro.