María Martín fue la primera víctima del franquismo en declarar ante el Tribunal Supremo por los crímenes de la Guerra Civil y la dictadura: “A mi madre la mataron en 1936 con 27 hombres y tres mujeres…”. Pero se murió antes de poder enterrar dignamente a su madre, que había sido tirada sin piedad en una fosa que hoy día es una carretera. María falleció en 2012 a los 83 años tras muchos años de lucha para poder enterrar a su madre dignamente.

María tenía seis años, una hermana de doce y otra de dos cuando fusilaron a su madre, Faustina. Antes de matarla, los falangistas le habían rapado la cabeza. “Todo menos un mechón en la coronilla que le ataron con un lazo rojo antes de hacerla pasear por el pueblo con un grupo de mujeres a las que habían hecho lo mismo”. Su padre nunca se recuperó de la pérdida.Siempre acudía al lugar del fusilamiento y lloraba. Él era segador, su madre “guisaba y limpiaba en casas de otros” y la mataron porque le pedían 1.000 pesetas, y no las tenía.

Hoy, tras llevarse a cabo la exhumación de Franco el pasado jueves 24 de octubre, María hubiese celebrado, o por lo menos reaccionado, a ese acto del Gobierno por el rencor guardado hacia los franquistas, que nunca le devolvieron el cuerpo de su madre. Pero murió sin poder darle una sepultura digna.