Lo que debería haber sido un camino despejado hacia la presidencia del Tribunal Constitucional para el magistrado Cándido Conde-Pumpido, ha terminado siendo un camino plagado de piedras. Unas piedras que tienen nombre y apellido: María Luisa Balaguer, la catedrática que ha decidido plantar batalla y luchar por la presidencia. Pero más allá del tema de la presidencia, hay un hecho más preocupante y es que, tan solo 24 horas después de que el TC vuelva a tener una mayoría progresista, este mismo bloque ya evidencia las primeras fisuras. Que no hayan logrado los siete magistrados progresistas ponerse de acuerdo para presentar una candidatura única a la presidencia, abre una espita cuyo contenido puede tornarse peligroso. ¿Si no son capaces de llegar a un acuerdo qué pasará después?

Desde el Partido Popular han emponzoñado todo lo que han sabido y más para tratar de lograr sacar de la presidencia a Conde-Pumpido. Sus vocales en el Consejo General del Poder Judicial, bloqueaban sistemáticamente el nombramiento de los magistrados que les correspondían para evitar el cambio de equilibrios de poder en el Tribunal de Garantías, pero también para evitar a toda costa que el que fuera candidato progresista, el magistrado del Tribunal Supremo José Manuel Bandrés, saliera elegido. El motivo era que Bandrés iba a apoyar a Conde-Pumpido en la votación a presidente.

Así, con esas dos metas en mente, bloqueaban sin cesar la renovación. Sin embargo, los vocales progresistas decidieron que “ya estaba bien”, y decidieron apoyar a María Luisa Segoviano, la magistrada progresista que presentaron los conservadores. El problema ha surgido cuando Segoviano no ha dicho a quién va a apoyar en el pleno de este miércoles, lo que ha acarreado que tanto Cándido Conde-Pumpido como María Luisa Balaguer hayan decidido seguir adelante con su candidatura a la presidencia.

Actualmente, el Constitucional tiene once magistrados de los doce que lo conforman. De esos once, siete son progresistas y cuatro conservadores. En estos momentos, Conde-Pumpido cuenta con cinco votos, y Balaguer con otros cinco. Así, el voto de Segoviano se presume clave, pues si nadie cambia de candidato a última hora, será ella quien decida el próximo presidente del Tribunal de Garantías.

Con las quinielas más abiertas que nunca, el hecho de que el voto sea secreto, podría variar los resultados en el pleno de este miércoles. Aunque, por el momento, parece ser que nadie va a variar sus apoyos. Fuentes del Constitucional consultadas por ElPlural.com afirman que “esperan que estas fisuras abiertas en el bloque progresista no terminen convirtiéndose en una fractura total del bloque”.