A pocos metros del cielo, a menos del suelo está ya Julen y a menos distancia de la esperanza terrenal, pero sobre todo muy cerca, muy al lado del querer creer que aparecerá mañana martes vivo y sano. Y que este niño de dos años y medio de una zona muy humilde de  la barriada malagueña de El Palo, volverá a pisar las calles nuevamente y se detendrá para asombrarse con las fuertes olas que un mar bravío de enero puede regalar a su vista frente a su casa.

Subimos en la noche de ayer domingo a Totalán, una pequeñita localidad de la bellísima comarca y agreste Axarquía malagueña. Un diminuto y coqueto municipio muy cerca de la capital de la Costa del Sol al que se accede, sufriendo por la conducción y gozando por la belleza de su naturaleza, tras seis kilómetros desde la autovía que dejamos en La Cala del Moral (núcleo de Rincón de la Victoria). Una carretera de montaña en la que no podrás cambiar en todo el trayecto a una marcha superior que no sea la “segunda” o la “tercera”.

Al llegar tras encumbrar ese periplo de plena sierra ves un pueblo ocupado por los periodistas que lo dominan todo en superficie. Periodistas de todas las cadenas nacionales de televisión, productoras para medios internacionales, alguna televisión extranjera, medios escritos y digitales, radios, vehículos con antenas, luces y focos tremendos que destellan desde las antorchas que iluminan los directos de las cámaras, unidades móviles, coches a todo lo largo de los arcenes que llevan a 200 metros de donde comienza la “zona cero” donde se encuentra Julen, arriba, en un cerro encrespado y, obviamente, al que solo pueden acceder  los centenares de miembros del operativo del rescate.

Los medios se arremolinan en las ruedas de prensa sobre los avances del rescate

Y por encima de todo un ir y venir, un subir y bajar de los auténticos héroes de Totalán, de los reales patriotas de este suceso que mantiene en vilo a España y con el alma encogida a los malagueños. Me refiero a los agentes y mandos de la Guardia Civil, Policías, voluntarios de Protección Civil, técnicos de seguridad, empresas voluntarias, mineros, Tedax, submarinistas, mecánicos, Emergencias, ambulancias, mecánicos, sanitarios, psicólogos, operarios… Junto a ellos el pueblo de Totalán que avitualla y acoge a quien le es necesario… esos, esos y no otros son los patriotas, los héroes, no quien en una efímera visita para salir en la tele y luego desde una cómoda situación en una convención en Madrid osa decir que algunos son los únicos que defiende a las víctimas… vomitivo.

Es la tercera vez que subo a Totalán desde aquel fatídico domingo de hace dos semanas cuando ocurrió el triste accidente en el que Julen cayó al maldito pozo. He visto como se ha pasado de la estupefacción del primer domingo a la esperanza. Luego de la esperanza a la incertidumbre y de esta al pesimismo. He visto como se ha entrecruzado sensaciones de rabia, tristeza, dolor, incredulidad, lloros, impotencia, dolor, derrumbe y ánimo, pesimismo y derrotismo para pasar a todo lo contrario. Y todo ello rodeado de rumores colaterales, de bulos, de intentos sin pie ni cabeza de explicar lo ocurrido y hasta de lo que ocurrirá. He visto la convivencia entre lo más deleznable de la condición humana y lo que te hace levantarte todos los días con ganas de escribir.

He visto los periodistas a pie de obra y algún divo encantado de haberse conocido llegado en clase preferente del AVE a Málaga con el traje muy limpito, planchado y aseado. Pero lo que más he visto han sido botas con barro, chambergos, gorros y guantes y ganas de contar lo que está sucediendo allí. Hay que ser muy veterano, muy plumilla robusto y muy fuerte para estar en el Dolmen Cerro de la Corona una semana al pie de la información y no contaminarte. Las putas fake news también han llegado a Totalán, no respetan ni este drama. Y en todo caso, lo que haya sido se verá, ahora toca salvar al niño Julen, solo eso y nada más que eso.


Varios efectivos de los Tedax fueron llamados ante la posibilidad de tener que luchar con explosiones contra el cuarzo

Ayer domingo, a pesar de los días transcurridos, de los retrasos por encontrarse cada día adversidades morfológicas terribles, del frío y de algo de lluvia, la percepción subjetiva era de que en ambiente ronda la cercanía a un desenlace final. Muchos curiosos se acercaban a Totalán, al cruce con la carretera de Olías cuando una amenazante lluvia fina comenzó a caer, aunque al poco se quedó en falsa amenaza. Un chirimiri que asustó por si se aliaba como perverso cómplice para un nuevo retraso en la búsqueda, para una piedra más en el camino de las agujas del reloj que nos alejasen de Julen.

Curiosos y más curiosos que se acercaban y descubrían el sitio. Curiosos que no deberían de ir y menos con niños. Turistas fúnebres que nos tomaban a los periodistas como guías turísticos para preguntarnos "Ah eso es” “¿Ese es el cerro que se veía en la tele?".Es que  vengo de Campanillas y hemos dicho vamos a Totalán a ver que hay". Otros en cambio hacen su burdo análisis: “Todo esto es una cosa muy rara” dice un grupo que entrecruza conversaciones con otro que le asevera contestando: "Sí, muy raro, esto es muy raro”. Maldito turismo morboso y de ataúd. Que no vengan, que no los dejen.Varios guardias civiles regulan el tráfico en el enjambre de Totalán.

Convocan rueda de prensa a eso de las 8 de la tarde de este domingo. Frío, mucho frío bajo la carpa que Subdelegación del Gobierno ha instalado entre el pueblo y el lugar del rescate, a la entrada de Totalán. Un avispero de medios y sus respectivos periodistas esperamos nuevas noticias. Sale el portavoz de estos últimos días, un abnegado, documentado, experimentado y ya fatigado ingeniero. Es Ángel García Vidal para decirnos que la perforación paralela al pozo de Julen va avanzando pero que nada, absolutamente nada está siendo fácil en el rescate de Julen. La periodista de Subdelegación de Gobierno, Esperanza, crea un grupo de WhatssApp en el que está registrados ya 200 periodistas para tenernos permanentemente informados. Y así ha sido, lo ha cumplido tempranamente, A las 7,17 de este lunes hemos recibido un mensaje en el que se nos dice: “Buenos días. 52 metros perforados. Han seguido apareciendo zonas con material muy duro de perforar”.

 

Varios guardias civiles regulan el tráfico en el enjambre de Totalán.

Una noticia que, a pesar de todos los pesares, en contra del reloj, de los siete días de Julen dentro del pozo y de las circunstancias del suceso nos devuelve la esperanza. Se hallan a tan solo 8 metros del objetivo previsto, “solo” 8 metros que pueden parecer interminables por la especial morfología pero que llegarán a ser perforados y que darán paso a que los mineros venidos de Asturias, otros héroes, otros auténticos patriotas españoles, puedan acceder, a pico y pala, hasta el lugar donde espera Julen. Porque somos muchos los que “queremos creer”, somos muchedumbre quienes “queremos seguir creyendo” que una mano dura y fuerte de un minero cogerá la mano tierna y angelical del niño y le dirá “Vamos Julen, vamos para arriba, que te esperan”.

Queremos, queremos y seguiremos queriendo creer. Mañana martes será el día. A pocos metros del cielo, a menos del suelo y al lado de la esperanza, está Julen. Aguanta, resiste, vamos que queda poco.