El personal sanitario sigue trabajando diariamente con el fin de cuidar la salud de todos sus pacientes. Tras los duros momentos sufridos durante los meses de marzo y junio, los especialistas siguen llevando una sobrecarga laboral y psicológica que les ha llevado a advertir que una tercera ola de la pandemia podría tener consecuencias muy peligrosas.

Muy pocos sanitarios podían pensar que los momentos extremos vividos durante la primera etapa de la crisis del coronavirus iban a volver a repetirse durante estos últimos meses. La gran diferencia ha residido en el uso de EPIs, equipos de protección individual, que sirven para proteger la salud de los profesionales que tratan con pacientes Covid.

En la segunda ola de la pandemia, muchos de los profesionales de los centros hospitalarios, Samur y centros de Atención Primaria han sabido hacer frente a los riesgos de atender a personas que estaban o podían estar contagiadas del virus.

Pero tras las dos fuertes oleadas y las más de 46.000 defunciones registradas a causa de la Covid-19, los sanitarios alertan de que una posible tercera ola de la pandemia podría tener consecuencias muy graves.

Cansancio del personal sanitario

Los especialistas en sanidad se encuentran exhaustos tras haber hecho frente a tan alta presión asistencial en los centros hospitalarios desde el mes de marzo. En los últimos nueve meses, muchos de ellos han tenido que aumentar sus esfuerzos y trabajar sin descanso para tratar de cuidar a todos los pacientes de coronavirus que estaban siendo ingresados en UCI y en planta.

Nueve meses de trabajo continuo al que hay que sumar llevar durante más de ocho horas los EPIs para protegerse a uno mismo. Aunque no fue hasta el mes de mayo cuando los especialistas lograron conseguir suficientes equipos de protección individual, estas herramientas de seguridad generan tanto calor en los especialistas que aumentan el cansancio de cada uno de ellos.

Pero no es el cansancio físico el que más influiría, ya que el psicológico es el que más estragos podría causar. A pesar de haber normalizado la atención a pacientes que se encontraban en una situación muy grave y que muchos de ellos terminaron falleciendo, los profesionales sanitarios han ido incrementando su cansancio psicológico durante todos estos meses.

Falta de personal

La construcción del Hospital Enfemera Isabel Zendal no ha hecho más que empeorar la situación de los especialistas. A su construcción hay que añadirle el traslado de 111 profesionales que han accedido a trabajar al nuevo centro hospitalario de Valdebebas y el personal restante que también procede de otros hospitales y que se encuentran con contrato Covid hasta el próximo 30 de junio.

A este hospital se une la falta de sanitarios en otros hospitales. Las bajas por cansancio, estrés psicológico y, sobre todo, por haberse contagiado de coronavirus, provoca que la presión asistencial en los hospitales siga siendo alta, pero no por el gran aumento de pacientes, sino por la disminución de sanitarios.

Desde UGT señalan que “construir e inaugurar sin optimizar previamente todos los recursos es malgastar y destruir”. “El gran déficit de camas en los hospitales públicos de la Comunidad de Madrid, ha sido propiciado por el Gobierno regional. Se cerraron 1.600 camas en centros públicos entre 2010 y 2018”, aseguran en un comunicado.

El sindicato sanitario ha solicitado “la dimisión de los actuales responsables sanitarios y la rectificación por parte del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso, y el respeto que se merecen los trabajadores de la sanidad”.

Relajación de los ciudadanos

Muchos de los sanitarios han mostrado su preocupación con la relajación de los ciudadanos durante las últimas semanas. A pesar de que la incidencia se ha reducido en muchas ciudades, muchas personas parecen haberse relajado y están mostrando comportamientos muy parecidos a los del verano, que terminaron provocando una nueva ola de casos y fallecimientos a causa del virus.

Las imágenes de hace unos días de la calle Preciados de Madrid o de la calle Larios en Málaga o las de este mismo puente han servido de ejemplo para que los sanitarios reclamen a la responsabilidad individual de las personas. “En Navidades, quedémonos en casa. No nos movamos”, ha repetido a lo largo de las últimas semanas el ministro de Sanidad, Salvador Illa.

El repunte de casos en Estados Unidos

Los sanitarios invitan a la ciudadanía a que no relajen las medidas teniendo como ejemplo las cenas de Acción de gracias que se produjeron hace unos días en Estados Unidos. El país norteamericano está registrando el mayor número de positivos en coronavirus desde el inicio de la pandemia, y algunos de los profesionales advierten que podría ocurrir algo así tras las cenas de Nochebuena y Nochevieja.

1 de cada 3.000 estadounidenses está en este momento ingresado en un hospital por Covid-19. En unos días, una buena parte de ellos fallecerán. Todo esto 8 días después del "día de acción de gracias", su Nochebuena. Todavía estamos a tiempo de no ser como ellos”, ha advertido en redes sociales una de las cuentas sanitarias que más repercusión han causado, Enfermera Saturada.

Un médico intensivista pediátrico del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús de Madrid, Alberto García-Salido, ha criticado en redes sociales el término ‘salvar la Navidad’ que utilizan muchos políticos durante las últimas semanas.

En redes sociales, el especialista ha reprochado que abrir las tiendas y la hostelería para salvar la Navidad podría provocar consecuencias muy negativas a partir del mes de enero.

“Primera semana de diciembre: “Hay que “salvar la Navidad”. Abrimos tiendas y hostelería. La población debe ser responsable y sensata”. Primera semana de enero: “Es que la población no ha sido responsable. Se han contagiado en casa e interiores. Hay que tomar medidas”, expone el García-Salido en Twitter.

El presidente de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICUC), Ricard Ferrer aseguró en una entrevista en El Periódico que hay “que cruzar los dedos” para que no haya un incremento de los casos, ya que asegura que “ahora mismo una cama de UCI es un recurso muy disputado” y un repunte de contagios podría obligarles a dejar de atender a ciertos pacientes.

Una posible tercera ola de la pandemia del coronavirus que podría desembocar en un aumento de la presión asistencial en los hospitales públicos de todo el país y, lo que es peor, el crecimiento de fallecidos por Covid a causa de la falta de atención en muchos de esos centros hospitalarios.