El coronavirus ha cambiado el mundo. Las relaciones sociales van a dar un giro total, máxime en una sociedad tan acostumbrada a convivir conjuntamente y de una forma cercana en su día a día. Las primeras medidas de la desescalada ya han sido anunciadas por el Gobierno, permitiendo que, a partir del 27 de abril, los niños puedan salir a la calle cumpliendo una serie de reglas para que no haya un nuevo brote.

A medida que avance la pandemia y los datos, el Ejecutivo irá dando cierta libertad a otros sectores. Son muchos los que piden salir a correr o dar un paseo, aunque sea corto. Más lejana parece la apertura de la hostelería, pero el sector se reinventa y empieza a adoptar las primeras medidas para que la ciudadanía pueda sentirse segura cuando el desconfinamiento permita volver a disfrutar de una caña por la tarde, una cena por la noche o unas copas posteriores.

En Madrid ya surgen las primeras iniciativas. Hace pocos días, desde Italia llegaba una idea para poder ir a la playa cuando llegue el verano. Una especie de mamparas protectoras que coartaban el espacio de movimiento pero garantizaban el distanciamiento social. Una práctica parecida ha sido puesta en marcha por Manuel Gil, profesional de la hostelería que ha decidido separar por cubículos a los comensales a través de mamparas de metacrilato.

“Los precios oscilan entre los 600 y 700 euros, aunque tenemos otros más baratos. Igual que se monta una terraza, se puede montar esto para que se pueda abrir la hostelería cuanto antes, mientras que pasamos esta crisis catastrófica”, explica el empresario a Telemadrid.