El Papa Francisco, en su homilía durante la Misa del Gallo en la Basílica de San Pedro del Vaticano, ha abordado temas cruciales como el conflicto en Oriente Próximo y la auténtica significancia de la Navidad. Esta celebración marca su undécima Navidad en el Vaticano.

En un emotivo discurso, el Santo Padre expresó su preocupación por el conflicto en Oriente Próximo, destacando la tragedia de Belén, donde el Príncipe de la Paz, según sus palabras, "sigue siendo rechazado por la lógica perdedora de la guerra". Hizo hincapié en que las armas impiden que la paz encuentre su lugar en el mundo.

Nuestro corazón esta noche está en Belén, donde el Príncipe de la Paz sigue siendo rechazado por la lógica perdedora de la guerra con el rugir de las armas que también hoy le impide encontrar una posada en el mundo.

El Pontífice planteó una pregunta profunda a los presentes, cuestionando en qué Dios creen. Advirtió sobre el riesgo de interpretar la Navidad con una visión pagana de Dios, asociándolo con el éxito mundano y el consumismo. Francisco desafiante preguntó: "¿En el Dios de la encarnación? ¿O en el del beneficio?"

Además, advirtió sobre la persistencia de la "imagen falsa de un Dios distante e irritable" que solo interviene para solucionar problemas y castigar a los malos. Rechazando esta concepción, destacó que Dios no es un ser controlador y poderoso, sino alguien que se acerca para transformar la realidad desde dentro.

El Papa subrayó que el nacimiento de Dios es para todos y llamó a contemplar al "Dios vivo y verdadero". Describió la Navidad como un "asombro", no solo una mezcla de sentimientos melosos, sino la "inaudita ternura" de Dios encarnado, capaz de cambiar el mundo.

Francisco enfatizó la importancia de mirar a cada ser humano como un rostro, no solo un número. Animó a abandonar las tristezas y abrazar la ternura del Dios niño, haciendo un llamado a romper las barreras de la melancolía.

Referencia a J.R.R. Tolkien

Haciendo referencia a J.R.R. Tolkien, el Papa recordó la importancia de la adoración, citando al autor de aventuras épicas: "Porque adorar no es perder el tiempo, sino permitir a Dios que habite en nuestro tiempo". Este llamado a la adoración fue presentado como una colaboración con la obra de Dios que, como fermento, puede cambiar el mundo.

En sus palabras finales, el Papa Francisco afirmó que esta noche "el amor cambia la Historia". Pidió a la humanidad que crea en el poder del amor divino, un poder que difiere significativamente del poder terrenal. Su mensaje resonó con un llamado a la reflexión sobre la verdadera esencia de la Navidad y la necesidad de llevar la ternura y el amor de Dios al mundo.