"A mí me gustan mis 62. Los he vivido uno detrás de otro y a todo trapo. No quiero rejuvenecer, quiero vivir mi madurez a tope. Por eso decidí no teñirme: me encanta el color plateado de mi pelo, es mucho más “chuli” que el que tenía cuando me teñía. Reivindico mi sabiduría, mi cuerpo, y mis 62 años uno a uno. No renuncio a los 62, solo quiero llegar a los 63". Así de contundente se expresa Laura Rosillo en el portal social social Alma reivindicando el talento senior. 

Contra el edadismo

Laura colabora con la Obra Social "la Caixa" dando charlas de revitalizadoras de age management, en el marco del programa Incorpora. El edadismo, asegura, es la forma de discriminación más común en el mundo laboral y ella lucha para acabar con esa situación. "En el mercado de trabajo se discrimina a los mayores de 50 y a los menores de 30. Pero los mayores de 50 tenemos las de ganar, porque en nuestro país ya somos el doble que los de 18. Somos la nueva mayoría. El imperio de la juventud se ha acabado", enfatiza.

Cree que el mundo no está preparado para abandonar la obsesión por la juventud pero no tira la toalla. No se resigna a que la traten como a un enfermo cuando cree que está en su mejor momento. Si quieres conocer mejor a esta bimilenial (así se define en WhatsApp por haber vivido dos milenios), accede a la entrevista completa en el portal social social Alma.