Este viernes entra en vigor la La Ley Orgánica 3/2021 de regulación de la eutanasia, aprobada por el Congreso el pasado mes de marzo, no excenta de polémica y en medio de los recursos interpuestos por el PP y Vox. A partir de hoy, cualquier persona mayor de edad con una enfermedad grave e incurable y que esté padeciendo sufrimiento puede solicitar acabar con su vida. Se trata de un tema espinoso sobre el que hay opiniones encontradas en la ciudadanía y que probablemente requiera vivirse de cerca para comprender su utilidad. Es lo que le ha pasado al veterano periodista Emilio Contreras, quien ha explicado en la SER por qué ha cambiado su postura frente a esta medida.

"No me parecía bien poner fin a la vida"

Según ha contado Contretas, la vivencia de un caso cercano le ha hecho reflexionar y cambiar de opinión sobre su oposición a la ley. "Siempre he pensado que la vida tiene un trayecto natural y en principio no me parecía bien poner fin a la vida por el sufrimiento hasta que vi de verdad el sufrimiento muy cercano".

"Ese sufrimiento no tiene ningúns sentido"

"Fue terrible, aquello no tenía esperanza, no tenía fin, no tenía solución y al final era el dolor y el sufrimiento. Yo en conciencia creo, ya no en conciencia, sino desde el punto de vista de determinadas creencias, que ese sufrimiento no tiene ningún sentido. Y si la ciencia proporciona instrumentos y medios para evitar ese sufrimiento terrible y necesario, se debe aprovechar", ha añadido el periodista, que ha defendido que el proceso se aplique con "todos los controles, con todas las limitaciones para que eso no sea un coladero".

Conteras ha admitido que "defendía posiciones contrarias hace tiempo, pero he cambiado y rectificado" sobre la Ley de la Eutanasia.

La Ley de la Eutanasia que entra en vigor hoy contempla que la persona que lo solicite tiene que ser mayor de edad, padecer una enfermedad incurable o un padecimiento grave y “ser capaz y consciente en el momento de la solicitud”. 

Si en ese momento no lo fuera, deberá constar un documento de voluntades anticipadas donde haya contemplado su solicitud. Si no es capaz y no tiene tal documento, el médico tendrá que denegar la petición.

El proceso se inicia con una entrevista con un médico, que deberá evaluar la capacidad del enfermo. Si el profesional tiene dudas, puede recurrir a herramientas técnicas de evaluación de las capacidades y, por último, hacer una interconsulta a otro facultativo para pedir su valoración. 

El médico responsable debe asegurarse de que la incapacidad no venga determinada por un déficit de información, dificultades comunicativas u otros elementos culturales, según establece el protocolo que marca la ley.

Las comunidades autónomas deben crear comisiones de garantías de cada comunidad, que tendrán la última palabra al valorar una petición de eutanasia, o la guía para dictaminar si una persona está capacitada para solicitar la prestación. 

Las herramientas recomendadas son el Instrumento de Ayuda para la Evaluación de la Capacidad (ACE) y la Herramienta de Evaluación de la Capacidad para Tratamiento (MacCATT), que miden también si el paciente entiende lo que se le dice, si conoce su enfermedad, si su decisión está condicionada por elementos externos y cuáles son las consecuencias de la decisión que ha tomado. 

Si, tras emplear estas herramientas, el médico siguiese con dudas sobre las capacidades del paciente, puede hacer una interconsulta a otro facultativo experto en la valoración de este tipo de situaciones o de la patología del paciente.