El pasado sábado París copó el epicentro de la polémica con motivo del retraso de la final de la Champions League que disputaron Real Madrid y Liverpool. Un encuentro que acostumbra a acumular todos los focos mediáticos, máxime cuando se tuvo que retrasar por los problemas de acceso al estadio. Uno de los afectados fue el tenista español Rafael Nadal.

Las imágenes revelan un episodio cuando menos olvidable. El Stade de France, sito en el barrio de Saint Dennis, se convirtió en un campo de batalla. Atracos, robos, aglomeraciones, peleas, avalanchas, golpes… La policía francesa no daba abasto y la situación era peligrosa. Incluso, hay quienes aún teniendo entrada o no pudieron acceder o decidieron que no valía la pena jugarse la vida.

El tenista se encontraba en Francia con motivo de la disputa del ilustre torneo Roland Garros y se acercó al campo, como buen aficionado al fútbol que es. Tras la cita, relató como fue su acceso: “Tuve problemas para llegar, sí. Me bajé en la autopista y llegué caminando, si no no llegaba porque el coche que me traía llegó al parking sobre las 22:15. Tuve que bajarme, pero por suerte no tuve muchos problemas para llegar, fue más fácil de lo que me imaginaba cuando me bajé del coche. Después algunos de la organización me reconocieron y me ayudaron a llegar donde tenía que llegar”, ha dicho en El Partidazo de Cope.

A la salida no se encontró ningún problema: “Fue fácil”. Según ha contado, se marchó rápido del estadio. En torno a las 00:20 horas ya estaba en su habitación de hotel porque el domingo tenía trabajo y “desgraciadamente” no pudo ver la celebración del Real Madrid.

Las autoridades francesas continúan responsabilizando a los británicos. La ministra francesa de Deportes, Amélie Oudéa-Castéra, ha insistido en señalar al gran flujo de aficionados del Liverpool como el principal responsable de los incidentes: “Hay que tener presente que había un flujo de aficionados británicos del Liverpool sin entradas o con entradas falsas. El prefecto estimó esta acumulación en entre 30.000 y 40.000 personas, lo que supone un exceso de personal de más del 45%”.