Era de sobras conocido el compromiso de Jordi García-Soler con la igualdad social en una Catalunya responsable de su futuro. También, que no permitía que su ideología contaminara el sentimiento de amistad que para él era sagrado. Hace unos años, en L’Hospitalet, fui testigo de su encuentro con un amigo de toda la vida, con el que ya casi no tenía relación. Ese amigo, tan querido, con el que habían vivido tantas cosas juntos, le daba de lado porque ya no compartían ideología. Jordi no solía callarse, así que le reprochó el hecho con bastante firmeza y un gran dolor.

Ese era Jordi García-Soler. Un excelente y prolífico periodista, que antes fue amigo que colaborador de ElPlural.com. La vida me brindó la ocasión de poder convocarlo para que formara parte de la familia del periódico. Fue un gran acierto, del que me siento orgulloso y agradecido a la vez.

Jordi era una persona que practicaba el culto a la amistad. Que no tenía dobleces y que no dejaba de sorprenderse ante los advenedizos que se habían convertido en independentistas de la última hora y que practicaban un nacionalismo excluyente. Tan excluyente, que excluían la amistad.

Su actitud era un canto a la tolerancia, que no siempre fue recíproco. Eso le dolía. No entendía que amistades de 50 o 60 años pudieran romperse porque se entrometiera una bandera de por medio. Exigía un esfuerzo de empatía entre quienes tenían visiones diferentes sobre el pasado, el presente y el futuro del país. Lo había explicado hace un par de meses en El Triangle. Un artículo que, confesó, estaba escrito desde la pasión, los sentimientos, las emociones, “y si queréis, incluso desde la rauxa

Todos conocemos su imprescindible labor en el estudio y difusión de la Nova Cançó, y su pasión por el periodismo en general. “Era uno de los Gigantes de Catalunya y de Barcelona,” ha dicho de él un histórico dirigente del Partit dels Socialistes de Catalunya, formación en la que Jordi militó desde la primera hora. Después de décadas de profesión, disfrutaba escribiendo como el primer día. Tanto, que me confesó su emoción cuando alguien de la redacción de ElPlural.com le dijo recientemente que titulaba muy bien. Era un periodista de raza.

El vacío que deja en el periodismo, en la ética personal y profesional y en el corazón de todos, será imposible de llenar. Pero su legado está ahí. Para siempre. Será la antorcha que nos guíe a todos los que tuvimos la ocasión de conocerlo y de ser sus amigos.

Descansa en paz, amigo Jordi.

Enric Sopena es Presidente Ad Meritum y fundador de ElPlural.com