Buitrago de Lozoya, un pueblo del norte de la Comunidad de Madrid, está enclavado a los pies de la sierra de Guadarrama. La coqueta y bellísima localidad de 1854 habitantes, recibe su nombre del río Lozoya, que circunda la localidad. Destaca por la conservación de su antiguo recinto amurallado y por un precioso y bien conservado casco urbano, declarado bien de interés cultural.

Pero además de ello, Buitrago posee un añadido atractivo que lo hace más original aún. Se trata, aunque inicialmente parezca increíble, en un pueblo de menos de dos mil habitantes, por contar con un Museo Picasso que alberga obras del pintor malagueño que el artista universal le fue regalando a su peluquero.

"El barbero de Picasso", comunista y exiliado como el pintor

Y es que tiene un museo con las obras que Pablo Picasso le regaló a su peluquero, Eugenio Arias. Increíble, ¿verdad? Pues esta importante pinacoteca surge por los lazos de amistad que unieron a Pablo Picasso y a Arias. El apelativo que llevó toda su vida fue el de "el barbero de Picasso". Además de ser peluquero del artista malagueño, fue su camarada y amigo a lo largo de 26 años en el exilio tras la Guerra Civil Española y la dictadura franquista.

Eugenio Arias nació en1909 en Buitrago y en su pueblo vivió trabajando como peluquero hasta la Guerra Civil. Tras las dificultades sufridas en la contienda y su exilio en Francia, pudo por fin afincarse en la ciudad de Vallauris (CostaAzul) hacia el año 1946. Allí instaló su peluquería y allí conoció, por azar, a Picasso.

Historia del barbero de Picasso y del museo de Buitrago

Picasso acudía a la barbería de Eugenio Arias en Vallauris, lugar donde vivió y trabajó el artista entre 1947 y 1955, cuando se instaló en la villa “La Galloise” hasta su partida a Cannes. En esta ciudad turística y de buen clima, Pablo Picasso disfrutaba de la conversación con el barbero, exiliado comunista como él. Como el propio peluquero recordaba antes de su fallecimiento en Vallauris, a los 98 años de edad, el 28 de abril de 2008, “Picasso siempre estaba atento y era muy generoso con los problemas de sus compatriotas y procuraba ayudar a los movimientos por la paz y todos los que se lo pedían”.

Foto de la web del museo Picasso Arias de Buitrago

El malagueño, además de acudir a su peluquería, integró a Arias en el círculo de amistades y artísticas. Compartían aficiones, hablaban de política, jugaban a las cartas, visitaban juntos los bares, paseaban o iban a los toros. La peluquería de Arias llegó a convertirse en una especie de lugar recepción de las personas que acudían a Vallauris con el objetivo de visitar al pintor. Un dato curioso es que Pablo Picasso era muy exigente para el corte de su pelo. Tan solo lo podían hacer sus mujeres, sus amantes y Eugenio Arias, ya que pensaba que su fuerza creativa residía en su pelo.

Arias donó las 60 piezas que Picasso le regaló

El malagueño le fue regalando al peluquero buitragueño muchas de sus creaciones artísticas. El contenido del Museo es muy variado con cerámicas, litografías, carteles, dibujos, aguadas, pirograbados... únicos en el mundo, hasta un total de 60 piezas más otras añadidas de distinta procedencia. Eugenio Arias, lejos de venderlas y hacer una fortuna con ello, las fue guardando para terminar donando esta importante colección a su pueblo.

De esta manera nació el Museo Picasso-Colección Eugenio Arias de Buitrago de Lozoya. La colección, cedida por Eugenio Arias a la Diputación de Madrid en 1982, fue trasladada desde Francia a España tras el largo exilio del barbero de Picasso, para responder a su deseo de crear un museo monográfico en su pueblo natal.

Un museo de la amistad

El museo, dedicado al arte y la amistad,  es un ejemplo de las consonancias y las relaciones que se establecieron entre ambos, sus aficiones, sus pasiones y las preocupaciones compartidas: el exilio, la afición a los toros, la militancia izquierdista, la nostalgia por la cultura española y el respeto y afecto a la profesión del barbero. Instalado en dependencias del Ayuntamiento de Buitrago del Lozoya fue el primer museo creado e inaugurado en la Comunidad de Madrid el 5 de marzo de 1985.