Solidarios Sin Fronteras, una ONG que trabaja en Yemen,  consiguió en abril el premio 'La causa del mes' con el que la plataforma de crowdfunding solidario migranodearena.org y la Obra Social la Caixa reconocen todos los meses las causas que más aportaciones consiguen.

Aunque otros años ya se habían hecho con el premio por sus proyectos de ayuda alimentaria y de reconstrucción de casas en Socotra, esta vez lo ha ganado su iniciativa más reciente, gracias a la cual cada día 525 niñas de un cole yemení desayunan leche, plátanos, panecillos, huevos, mangos y quesitos. Lo cuenta la revista Alma, de La Caixa.

Alma narra esta historia, que "empieza con un pastel de cumpleaños, dos mujeres y una ciudad. Eva Erill estaba sentada en la terraza de un hotelito de Saná, en Yemen, tras mucho tiempo soñando con visitar la ciudad. Era el 2013, cuando el país aún era conocido como “la Arabia feliz”. A su lado, un grupo de chicas y chicos cantaban y charlaban en una estampa poco habitual hasta para entonces. Faten Al Osimi, la cumpleañera, vio como Eva los miraba con curiosidad, así que se acercó a ella y, trozo de pastel en mano, le ofreció unirse a la fiesta. Ahí empezó su amistad. Dos años después, lo hizo la guerra. Y también, Solidarios Sin Fronteras, la ONG con la que, junto con su amiga Noelia Ruiz, estas mujeres luchan cada día para que por las calles de Yemen dejen de resonar bombas y vuelvan las canciones de cumpleaños".

De matrimonios forzosos a pupitres
Yemen subre desde noviembre del 2017 un bloqueo total por parte de Arabia Saudí. "Nada puede entrar, ni salir: ni medicamentos, ni comida, ni combustible, ni personas. Un escenario que ha provocado la peor crisis humanitaria del mundo. Solo queda una posibilidad: el envío de dinero", relata Eva a la revista de La Caixa.

“No hay manera de hacer llegar zapatos, ropa ni comida. La única opción para ayudarles es recaudar fondos. Nosotros se los enviamos a Faten para que compre ahí las cosas. O hay ayuda directa o no hay ayuda", añade.

 Según subraya Alma, "en Yemen, cuando las familias no pueden mantener a sus hijas, las dan en matrimonio con la esperanza de que se ocupen de ellas. Lo que suele ocurrir, en realidad, es que terminan siendo abusadas por sus maridos y muchas mueren tras dar a luz. 'Pensamos que si las niñas tenían alimento en el colegio', apunta Eva, 'los padres se esforzarían por llevarlas y no las darían en matrimonio'. Y funcionó. El primer día que lanzaron la iniciativa faltaban en el cole más de 100 niñas; ahora hay tantas que Eva hasta se está planteando comprar más pupitres", cuenta la revista.