La invasión de Rusia a Ucrania está dejando una crisis humanitaria que abarca todos los niveles. Siempre atendemos al éxodo de refugiados -el más alto de nuestro continente la II Guerra Mundial- y las consecuencias que el conflicto bélico tiene principalmente en personas; pero una guerra golpea diferentes áreas. En este sentido, también son muchas las personas que buscan sacar a sus mascotas del país, lo mismo que otras que se quedan con animales que se encuentran en el territorio del este de Europa. “Sacarlos es una necesidad”, afirma a este medio Elvira García, presidenta de la Confederación Empresarial Veterinaria Española (CEVE) Meseta Norte. “Pero hay que seguir un control”, defiende.

Así, tanto patronal como sindicatos piden reforzar el seguimiento de los animales que pasan la frontera y llegan a nuestro país. “Que quede claro que hay que atenderlos y que nosotros queremos atenderlos. Por favor, que quede constancia de ello. Pero yo por ejemplo no tengo las infraestructuras necesarias para los protocolos previos”. El relato tiene también que ver con que hay personas que están acogiendo en sus viviendas animales procedentes de Ucrania; lo cual, nos cuenta García y respaldan el resto de agentes sociales que piden un protocolo de actuación para evitar problemas de salud, puede tener también consecuencias en humanos.

En el caso concreto de Ucrania, el de Volódimir Zelenski es un país con presencia de rabia endémica, declarando anualmente en torno a los 1.600 casos. Muchos de los animales que salen del lugar con capital en Kiev, nos expone esta veterinaria, deben seguir una cuarentena estricta “que puede ir desde los 20 días hasta los 6 meses”, además de contar con las respectivas vacunas.

“De lo contrario puede generarse un problema de salud pública, que derive en el sacrificio de animales y, por supuesto, en problemas sanitarios graves para las personas”. La situación, dice, se podría asimilar a otras con las que estamos familiarizados en nuestro país, como es el ébola. “En Melilla, por ejemplo, se han detectado ya cinco casos de rabia. Si al detectar el primero se hubieran puesto de inmediato las vacunas, respetado las cuarentenas, etc; no habría llegado a mayores”, nos cuenta.

Los riesgos de no seguir los protocolos

En estos momentos, lo que denuncia el personal veterinario es que se haya creado un protocolo de actuación -llevado además a cabo por el ministerio de Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación- contemplando que los Servicios Oficiales Veterinarios de las Comunidades Autónomas de destino sean las responsables de llevar a cabo todas las medidas de mitigación de riesgo contempladas en el plan (identificación, vacunación, extracción de muestras de sangre, envíos a los laboratorios…) induciendo incluso, en algunos casos, la realización de la cuarentena contemplada de tres meses en sus instalaciones.

“Esto implica poner en riesgo a los empleados y clientes, además de a otros animales”, lamenta. “Cuando se dan casos de rabia se debe confinar a todos los animales vivos a 30 kilómetros a la redonda”, expone para dar cuenta de la gravedad del asunto cuando éste no se gestiona correctamente. "Lo que supondría un impacto económico importante en turismo y en la cadena alimentaria", alega.

Gratuidad de los veterinarios: otro problema relacionado

El problema de los animales pone de manifiesto otra cuestión que históricamente han reclamado desde el sector y que pasa por la gratuidad del trabajo. “Los veterinarios no estamos reconocidos como sanitarios, y esto provoca que en muchos casos trabajemos en la gratuidad”, lamenta. “El pasado 3 de abril hubo una marcha para reclamar que se nos reconociera como personal de sanidad (…) Es inimaginable que alguien hubiera trabajado gratis en pandemia, cuando un veterinario se expone, tampoco debería”; dice explicando que las personas que operan “con voluntariedad” con animales que tienen ciertas enfermedades y que están preparadas para ello se enfrentan a auténticos riesgos y que lo hacen, en ocasiones, sin recibir ingresos.

Lo que piden, en definitiva, es -además de erradicar esto último- que las mascotas sean atendidas en primera instancia por los organismos públicos ya que las microempresas, explican, “no pueden asumir esta responsabilidad”, por no hablar de que la mayoría no se pueden permitir “aumentar ni las pólizas de responsabilidad civil, ni los gastos de su producción en este contexto (medidas de bioseguridad, EPI específicos, desinfecciones, cese temporal de actividad si hay un caso positivo en sus instalaciones, etc). Por supuesto, esto evitaría también el sacrificio de los animales.

Comisiones Obreras (CCOO), la Federación Estatal de Sindicatos Veterinarios (FESVET) y CEVE son los firmantes de esta petición que buscan elevar al Ministerio de Sanidad y Comunidades Autónomas, entre otros.