Las lluvias intensas que trae la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos o gota fría) que afecta la Península podría provocar el arrastre de una mayor cantidad de sustancias nocivas que se despositarían en el paraje del Mar Menor, donde se concentran toneladas de algas y peces muertos por el episodio de anoxia (falta de oxígenro en el agua por la presencia de nitratos ligados a la actividad agrícola) y que ha provocado daños irreparables en la fauna y flora de la zona. “Las consecuencias serían fatales”, ha advertido el consejero de Presidencia de Murcia, Marcos Ortuño, en declaraciones recogidas por El Confidencial.

En 2019, fue precisamente una DANA la causante de la muerte de toneladas de peces y crustáceos en el Mar Menor. Las fuertes lluvias arrastraron los nitratos superficiales de las tierras de cultivo hasta la laguna. La imagen fue muy similar a la que se registraba este agosto, cuando una gran cantidad de peces y crustáceos se descomponían en las orillas y el agua del enclave.

El Gobierno de Murcia aprobó la semana pasada la prohibición del uso de fertilizantes nitrogenados inorgánicos para evitar que lluvias torrenciales puedan arrastrar hasta la laguna los residuos que quedan sobre la tierra, y ha pedido al Gobierno central que permita rebajar el calado de la gola de Marchamalo, una de las salidas naturales del Mar Menor al Mediterráneo, y evitar que la rambla del Albujón descargue en el paraje aguas procedentes de la agricultura y cargadas de materia orgánica.

El Consejo de Gobierno aprobó el jueves pasado, a propuesta del consejero de Agua, Agricultura, Ganadería, Pesca y Medio Ambiente, Antonio Luengo, iniciar los trámites "necesarios" para solicitar al Estado "el traspaso a la comunidad de las competencias sobre las cuencas internas de la región, aquellos cauces, ramblas y escorrentías cuyas aguas vierten en el Mar Menor".

Una crisis que viene de la década del 80

El Mar Menor es una de las mayores lagunas litorales del Mediterráneo. Antiguamente se caracterizaba por tener unas aguas cristalinas y limpias, lo cual la diferenciaba de otras lagunas europeas de aguas tibias. Actualmente, con la crisis, el mar menor ha sufrido la presión de vertidos masivos provenientes de la minería de metales y el drenaje de las mineras residuales.

Esta crisis tiene sus orígenes a principios de los 80, cuando comenzó la puesta en regadío del campo de Cartagena, estos llegaron a aumentarse hasta las 60.000 hectáreas. Los abonos son vertidos en las parcelas de cultivo, acabando gran parte en la laguna produciendo una sobreabundancia de nutrientes y mortandades masivas de peces y todo tipo de invertebrados marinos. Todo ello ha derivado a una falta de oxígeno en el agua, cambiando totalmente el funcionamiento del mar menor, provocando la ausencia de aguas cristalinas y convirtiéndose en un mar de aguas verdes y sedimentos podridos.