Juan Carlos I pidió a José María Aznar cuando éste estaba al frente del Gobierno que hablara con el entonces Príncipe Felipe para que desistiera de su relación con la noruega Eva Sannum, según asegura el periodista José Antonio Zarzalejos, en su libro 'Felipe VI. Un rey en la adversidad'.

El Rey emérito también habría movido algunos hilos en la prensa española, en la que "firmas de relieve" escribieron sobre Eva Sannum, "en unos términos hirientes para el entonces príncipe de Asturias", afirma el periodista.

"La reina consorte, y antes la novia noruega, han sido las dos escapadas de Felipe VI. Y aunque ganó el segundo envite y matrimonió con una plebeya quebrando las normas internas de la dinastía su padre se interpuso en su primer episodio amoroso. Juan Carlos I lo hizo maquinando contra el noviazgo de su hijo a través de los medios de comunicación, en los que firmas de relieve se refirieron a Eva Sannum en unos términos hirientes para el entonces príncipe de Asturias", narra el periodista.

El Rey pidió ayuda a Aznar

El Rey no pidió sólo la colaboración de periodistas, también de Moncloa: "Juan Carlos I pidió la intervención del entonces presidente del Gobierno, José María Aznar, que consta que mantuvo con el príncipe al menos dos conversaciones 'abiertas y francas' sobre el clima social en torno a su relación sentimental, las consecuencias que podían producirse de continuar su noviazgo y, trascendiendo de la coyuntura, las servidumbres que comportaba su expectativa de llegar a ser el titular de la Corona del Reino de España y jefe del Estado con un matrimonio inadecuado", desvela Zarzalejos en su libro, del que adelanta Vanitatis algunos fragmentos.

La prensa monárquica contra Eva Sannun

Según el periodista, "Felipe VI no se dolió entonces de las maniobras de su padre. Encajó que notorios monárquicos, inducidos y aleccionados por Juan Carlos I publicasen textos verdaderamente coactivos para el heredero de la Corona. Se destacaba en ellos que la novia del príncipe carecía de estudios universitarios y de una 'preparación sistemática'; que su educación era 'inapropiada' porque estaba dirigida a ser publicista comercial y madre de familia convencional; se subrayó el hecho de que pertenecía a una familia desarticulada; que era 'extranjera' y además 'modelo', puntualizando algunas firmas que lo era de 'ropa interior".

La ruptura no fue culpa del Rey

 Zarzalejos desmonta la idea de que la ruptura de la pareja se debiera "a una especie de rendición del príncipe. Esa relación naufragó por razones diferentes a las políticas y, seguramente, por una perspectiva de vida que no terminó de seducir a Sannum ni de garantizar al príncipe que ella pudiera seguirle en la andadura dinástica. Es compatible que el padre no quisiera ese enlace para su hijo, pero fueron Felipe y su novia noruega los que libremente decidieron dar carpetazo a su relación", afirma el periodista.

Felipe VI no quiso correr riesgos con Letizia

El libro también habla de la relación del Príncipe con Letizia Ortiz y de cómo llegaron al matrimonio. "Poco tiempo después, el matrimonio de Felipe VI con Letizia Ortiz se fraguó con rapidez para evitar que energías reactivas a la conciliación que el futuro rey pretendía entre su felicidad personal y el cumplimiento de sus deberes venideros se frustrase".

"Aquel enlace fue un punto de inflexión en el devenir de la monarquía española, en la que nunca hubo una consorte desigual y divorciada [...]. La formalización de la relación entre el príncipe y Letizia Ortiz resultó como quería Felipe VI: rápida y largamente hablada con su padre, pero sin inventados ultimátums de renuncia a la sucesión, sin esos supuestos emplazamientos a Juan Carlos I, entre otras razones porque Felipe ha sabido siempre cuál era su destino y nunca ha pretendido eludirlo", afirma el periodista.

Letizia sigue siendo "una extraña" para la aristocracia

José Antonio Zarzalejos añade que el "periodo de adaptación" de Letizia fue "duro, costoso y, en ocasiones, despertó serias incertidumbres" y "hubo intentos de crear una especie de plataforma anti Letizia" en la alta aristocacia, que hoy la sigue considerando "una extraña", concretamente por títulos que pertenecen a la Diputación de la Grandeza".