El destino ha querido que este viernes, día de resaca tras el fatídico atentado de Barcelona y el segundo que impidió los mosos, coincida con el 81 aniversario del fusilamiento del genuino dramaturgo y poeta Federico García Lorca. Triste efeméride que quedó para la memoria de este país, como también dejará impronta el 17-A por otra barbarie cometida a gran escala.

En julio del año 1936 ya se respiraba gran tensión en el ambiente, aunque el poeta decidió ver a su familia en su tierra natal, Granada. Era el crepúsculo de la sublevación militar y, por aquel entonces, se respiraba cierta calma en la ciudad andaluza. No obstante, ocurriría lo que Lorca intentaba evitar cuando el día 20 los nacionales se hicieron con el control de la ciudad y detuvieron al cuñado del poeta que, casualmente, era el alcalde de la localidad. 

Federico se ocultó en casa de su amigo y también poeta Luis Rosales, cuya familia era cercana a la ideología falangista. Esta condición evocó en el poeta un sentimiento de salvación y obtener un salvoconducto que le permitiera seguir viviendo, pero nada más lejos de la realidad. Sus amigos le traicionaron y pusieron por delante de la amistad su fascismo, como describió Gabriel Celaya. 

El día 18 de agosto de 1936, a las cinco de la mañana, fue fusilado por el bando franquista junto a dos anarquistas y un maestro.

Versos a La Rambla

El poeta dejó unos versos que dedicó a la céntrica y archiconocida zona de Barcelona. El destino, que a veces es caprichoso y cruel, ha querido que esta efeméride coincida con el día posterior al ataque terrorista que sufrió la Ciudad Condal.

De esta manera, a través de Twitter, se han recuperado estos versos del poeta que han dedicado a las víctimas del atentado del jueves 17 en el día en el que, hace 81 años, el fascismo le quitó la vida a una de las figuras más importantes de la literatura española.