El entrenador del Liverpool, Brendan Rodgers (i), y el entrenador del Manchester City, Manuel Pellegrini (d). EFE



La Premier sigue dando lecciones. Ayer, durante el ‘Boxing Day’, se volvió a apreciar que la capacidad organizativa del campeonato de fútbol inglés está a años luz del español.

Dirigentes coherentes, precios asequibles, repartos de televisión equitativos y, en general, gente realmente contenta con lo que sucede día a día. Justo lo contrario que sucede aquí. Horarios sin sentido, repartos excesivamente desequilibrados, deudas sin control y, en general, un ambiente de crispación que va a acabar por destruir el fútbol español.

Ayer, en el ‘Boxing Day’, como viene siendo habitual, se observaban las gradas de todos los estadios llenos, repletos de familias locas por el maravilloso deporte llamado fútbol que algunos se encargan de estropear. Padres e hijos, tíos y sobrinos, abuelos y nietos… En resumen, campos llenos con un ambiente festivo que sirve para el disfrute de los más pequeños y los más mayores.

Pero, ¿y los futbolistas, que no descansan? Pues bien, en plantillas de entre veinte y veinticinco jugadores hay tiempo para que todos descansen. Su trabajo está suficientemente bien remunerado como para que no deban exigir descansar ayer, en día 26. Se deben a la gente porque los clubes cumplen con ellos. Aquí, en cambio, eso parece imposible. ¿Cómo pretendes que un jugador que lleva dos meses sin cobrar encima se quede sin Navidades? Eso es algo muy difícil de contemplar.

En definitiva, parece evidente que algo falla por aquí. Se podrían dar un millón de análisis más en los que la Liga Española saldría perdiendo. El festivo ‘Boxing Day’ es sólo uno de ellos. Esperemos que alguien de los que manejan el fútbol en vivo en España o tenga la posibilidad de manejarlo algún día se dé cuenta del ridículo que estamos haciendo con respecto a países como Inglaterra o Alemania.