Los tres magistrados de la Audiencia Provincial de Navarra autores de la polémica sentencia de la Manada, corregida por el Tribunal Supremo, han concedido ahora el tercer grado penitenciario a otro violador, que presenta un riesgo medio-alto de reincidencia, según los expertos.

La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Navarra, en la que se sientan los magistrados Francisco Cobo, Raquel Fernandina y Ricardo González han estimado el recurso interpuesto por el violador, que fue condenado a 12 años y 15 días de cárcel, de los que ha cumplido 10 años y siete meses, según adelanta El Español.

El tercer grado se aplica a los internos que, por sus circunstancias personales y penitenciarias, están capacitados para llevar a cabo un régimen de vida en semilibertad, al cumplir condena en un centro de régimen abierto.

A punta de cuchillo la amenazó con matar a su bebé

El hombre, 36 años, violó a una mujer a la que amenazó con un cuchillo. La víctima, su marido y su hija, de dos meses de edad, tenían una habitación alquilada al agresor, y la noche en la que se produjo la violación, el marido estaba fuera de casa realizando unas maniobras militares.

Según el relato de los hechos, a medianoche, el hombre agarró a la mujer por el cuello por sorpresa y le tapó la boca, mientras le colocó un cuchillo de cocina en el cuello. La amenazó con matarla a ella y a su hija, si no hacía lo que él le ordenara: “Cállate, voy a tu cuarto y te la mato”.

La mujer intentó huir, pero no lo consiguió, y el hombre la empujó sobre la cama. "No te voy a dejar preñada. Como no se puede así, entonces por detrás", le gritó.  “Intentó que se colocara a ‘cuatro patas’ sobre la cama produciéndose un forcejeo entre ambos al resistirse la mujer". Finalmente la forzó a abrir la boca agarrándola por la cabeza, cuchillo en mano.

La mujer consiguió escapar con su hija

Tras la violación, la víctima esperó a que el hombre apagara la luz de la habitación y consiguió escapar con su hija en brazos. Una vez en la calle, consiguió llamar a la víctima. El informe del psicólogo que la atendió describió un “fuerte estado de shock, angustia intensa y susto, ausencia, sensación de irrealidad y bloqueos mentales; llanto profundo, cansancio y sentimientos de vergüenza y humillación”.