Juana Rivas, la madre de Granada que pelea por sus hijos, ha sido condenada a cinco años de cárcel y a seis de inhabilitación para ejercer la patria potestad sobre ellos, tras su pulso a la Justicia.  

Rivas tendrá que pagar, además, las costas del juicio y una indemnización de 30.000 euros por daño moral y material a su expareja, Francesco Arcuri, condenado en 2009 en Italia por maltratador. El juez Manuel Piñar, titular del Juzgado Penal Número 1 de Granada es el autor de la sentencia que avala en su totalidad la línea de defensa de Francesco Arcuri.

El caso de Juana Rivas se remonta a mayo de 2016, cuando la granadina llegó a España con sus hijos con la decisión de no regresar a Italia, donde vivía la pareja. Una juez ordenó entonces que los niños volvieran a aquel país y fueran entregados al padre, después de que Arcuri pusiera una denuncia.

¿Cómo entregar los hijos a un maltratador?

Juana se negó a entregar a sus dos hijos pequeños a su exmarido. La mujer resumió en una pregunta su angustiosa historia:  "Venía huyendo de maltrato, ¿cómo iba a entregar a mis hijos?". Francesco Arcuri fue juzgado en 2009 por lesiones en el ámbito familiar durante la convivencia de la pareja. El Juzgado de lo Penal Número 2 de Granada le condenó a tres meses de prisión y un año de alejamiento.

El 14 junio de 2017 se celebró la primera sesión de juicio de este caso, que fue interrumpida cuando el abogado de Juana dijo que debía abandonar la sala tras comunicar al juez que el letrado principal estaba de baja y que él era incapaz de defenderla de manera adecuada.

El juez, que aún así pretendía que continuara el jucio, no tuvo más remedio que suspenderlo cuando el abogado salió de la sala.

Juana está en mi casa

Hace justo un año, en julio de 2017, Juana se convirtió en una especie de prófuga de la Justicia al esconderse con sus hijos, para evitar entregarlos a Franceso Arcuri. En su defensa alegó los malos tratos físicos y psicológicos que había recibido de su expareja y que él la había amenazado con que si le dejaba le quitaba a los niños y le arruinaba la vida, como ha sido.

El lema “Juana está en mi casa” lanzado desde Granada, y especialmente, por los vecinos de Macarena, el pueblo de esta mujer, se hizo célebre. Pero la frase no tocó el corazón del juez Manuel Piñar, armado con el decálogo de una Justicia, que, sin embargo, dejó en la calle a los cinco violadores de la Manada.

Dos semanas después de su penosa huida, el juez ordenaba la detención de Juana y la Audiencia de Granada le obligaba a entregar a sus hijos a Arcuri, para que éste los retornara a su país. Se inició un debate en España sobre la actuación de Juana, mal asesorada en términos jurídicos.

Juana Rivas recurrió al Tribunal Constitucional en dos ocasiones, en julio y en agosto, pero sus recursos no fueron admitidos. El primero "por no haber concluido el proceso abierto en la vía judicial", el segundo, por considerarlo "extemporáneo",es decir, fuera de plazo.

A finales de agosto Juana Rivas entregó a sus hijos  y, unos días después, se presentó en los juzgados de Granada para enfrentar los delitos de sustracción de menores y desobediencia que le achacaba el juez. De nada valió que la mujer alegara que se tuvieran en cuenta las “circunstancias” de su caso, en referencia al antecedente del maltrato.

"Espero que se haga Justicia"

 Un año después, el día 18 del mes en curso, antes de entrar al juicio, que esta vez sí se celebró, Juana Rivas declaró a los medios: "Espero que se haga justicia". Este viernes hemos conocido la respuesta del juez de Granada. En cuanto al destino de sus hijos, un Tribunal de Cagliari, en Italia, tiene abierto un procedimiento civil que tomará la decisión sobre su guarda y custodia.