Jesús Pradales, confeso asesino de Juana Canal, se ha reafirmado en su declaración en la Audiencia Provincial de Madrid, al sostener que la muerte de su entonces pareja fue un accidente. Según su versión, ocurrió tras un golpe con el brazo durante un episodio violento, en el que intentaba defenderse de los supuestos ataques de Juana, quien, según él, padecía de alcoholismo. Vestido de negro, Pradales llegó al tribunal escoltado por la Guardia Civil, bajo la atenta mirada de los medios de comunicación.

La fiscalía y la familia de la fallecida han solicitado una pena de quince años de prisión por un delito de homicidio, con la agravante de género. Por otro lado, la defensa alega que se trató de un homicidio imprudente, un delito que habría prescrito a los cinco años. Durante el juicio, la fiscal destacó que, tras golpear a Juana hasta que cayó, Pradales procedió a descuartizar y enterrar el cuerpo, en un intento de eliminar cualquier evidencia del crimen.

El peso de la acusación contra Pradales se basa en pruebas circunstanciales, dado que no se cuenta con una autopsia que determine la causa exacta de la muerte ni grabaciones del momento del crimen. El tribunal deberá resolver si la muerte de Juana, vecina de Ciudad Lineal de 38 años, fue un accidente o un asesinato intencionado. Los restos de Juana fueron descubiertos en abril de 2019 en Navarredondilla, Ávila, aunque la familia no fue informada hasta octubre de 2022.

La liberación de Pradales supondría "matar otra vez a Juana Canal"

Juan Manuel Medina, abogado de SOS Desaparecidos, subrayó la gravedad de la posible liberación de Pradales, afirmando que esto equivaldría a "matar otra vez a Juana Canal". Medina resaltó el fallo en la investigación inicial y durante los 19 años posteriores a su desaparición. "Si se concluye que fue un hecho fortuito o un homicidio imprudente, estaríamos ante un fracaso del Estado de Derecho y de la protección a las víctimas", declaró.

El relato de la noche del crimen, según Pradales, comenzó con una discusión sin motivo en la habitación de uno de sus hijos, donde Juana, más violenta que de costumbre según él, comenzó a agredirlo. Tras un empujón para defenderse, escuchó un golpe seco cuando ella cayó cerca de una mesilla. Aterrorizado y pensando que sería acusado, Pradales decidió ocultar el cuerpo, llegando incluso a descuartizarlo en la bañera antes de trasladarlo a Ávila.

Finalmente, en una confesión desgarradora, Pradales admitió haber metido el cuerpo en maletas y haberlo enterrado al amanecer. A pesar de acercarse a una comisaría para confesar, no fue capaz de hacerlo y se marchó. Durante el interrogatorio, insistió en que Juana era "la mujer de su vida" y negó haber agredido a otras mujeres. Además, se reveló que Pradales había sido detenido previamente por otros delitos, incluyendo malos tratos y atentado a la autoridad.