La pandemia de la COVID-19 sigue asolando a muchos de los países del planeta. A nivel mundial, según diversas fuentes oficiales, a fecha de 3 de agosto, más de 17 millones de personas han sido confirmadas como contagiadas y 617.000 han fallecido a causa de esta enfermedad. Por el contrario, más de 10 millones de personas han podido superar esta dolencia y se han recuperado.

Frente a estos datos, España parece haber pasado la peor etapa de la pandemia a pesar del peligro de una nueva oleada de contagios y los diferentes rebrotes que van proliferando por el país. Los meses más duros de esta crisis pusieron en jaque al Sistema Sanitario español que se vio sobrepasado y falto de medios para poder hacer frente a una situación de tal envergadura. Muchos de los hospitales de las regiones más afectadas por la pandemia, como Madrid, se colapsaron y no disponían de los medios suficientes para atender algunas de las necesidades de cierta parte de los ingresados a causa de la COVID-19.

En este contexto, surge The Open Ventilator, una iniciativa sin ánimo de lucro y desinteresada que se crea para dar respuesta y solucionar la demanda de respiradores que los hospitales necesitaban para poder atender adecuadamente a los pacientes de las UCI que precisasen de estos equipos médicos. “La importancia de los respiradores está siendo vital en esta pandemia porque un alto porcentaje de los ingresados en la UCI por COVID-19 requieren de ventilación mecánica, ya que los afectados por el virus desarrollan en algunos casos una neumonía bilateral que puede acabar derivando en un Síndrome del Distrés Respiratorio Agudo (SRDA), una patología que ha de ser tratada con estos aparatos”, explica Javier González, creador y fundador de The Open Ventilator.

La idea de crear este respirador de urgencia nace como un “por si acaso” comenta su creador, Javier González, que explica que al ver cómo la COVID-19 se expandía por otros países antes que en España decidió prepararse y comenzar a trabajar “en previsión de lo que pudiera pasar”. Bajo este marco, González realizó algunos diseños iniciales y buscó colaboradores para poder sacar el proyecto adelante: “Las dos primeras instituciones que se sumaron al proyecto fueron Celera, que se comprometieron a financiar el prototipo inicial, y la Universidad Rey Juan Carlos que me ofreció sus instalaciones y materiales para poder desarrollar el respirador. Además, ambas entidades se involucraron activamente con personal participando en el proyecto de forma directa”, comenta el joven.

El apoyo por ambas instituciones fue total desde el principio, explica Javier González que cuenta que a la vez que conseguía la financiación inicial gracias a Celera se puso en contacto con el rector de la Universidad Rey Juan Carlos, Javier Ramos, para ver si podría desarrollar el proyecto en las instalaciones de la universidad madrileña: “pensé que con la suspensión de las clases los talleres y laboratorios de la universidad estarían vacíos y contacté con Javier Ramos que me confirmó en menos de tres horas que podríamos utilizarlos sin ningún problema”, afirma González.

Javier González se graduó como ingeniero de Materiales en la Universidad Rey Juan Carlos y asegura que su paso por la URJC marcó un punto de inflexión en su vida. El creador de The Open Ventilator no tenía pensado ir a la universidad y estaba desencantado con el sistema educativo. Siempre había tenido vocación por ayudar a los demás y, por ello, quería ser bombero, pero animado por sus padres decidió cursar estudios superiores.

Una vez en la universidad, González se encontró con un ambiente muy distinto del que puede haber en institutos o colegios: “gracias a participar en iniciativas, retos universitarios y convocatorias, tanto de la propia universidad como de empresas privadas, sentí que era la primera vez en la que se ponía en valor y se reconocía mi creatividad y proactividad por hacer cosas […] en ese momento empecé a llevar a cabo proyectos que realmente me apasionaban y me llenaban y aprendí mucho”, explica.

El joven también destaca de su paso por la Universidad Rey Juan Carlos la ayuda que algunos docentes le brindaron en esta etapa: “algunos profesores nos apoyaron mucho para poder llevar a cabo los proyectos que queríamos ya fuese consiguiéndonos recursos o el acceso a instalaciones para trabajar por ejemplo”, afirma Javier González.

Gracias a la experiencia obtenida de los proyectos que Javier González puso en marcha durante su etapa universitaria, entre los que se encuentra haber fundado su propia empresa, Iridium HiTech, ha podido gestionar la iniciativa de The Open Ventilator. La creación de este respirador de urgencia ha reunido a más de 100 personas y a más de 15 entidades y empresas tanto públicas como privadas, indica Gónzalez, que junto a su equipo se ha encargado de coordinar a todos los involucrados.

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Javier González junto al equipo de desarrollo del respirador en las instalaciones de la Universidad Rey Juan Carlos

Los inicios del proyecto fueron duros: “llegué a trabajar 17 horas al día durante los dos primeros meses, con lo que invertí en ese tiempo más de 1.000 horas en el proyecto”, señala Javier González que comenta que en 14 días el equipo diseñó 11 prototipos del respirador que iban mejorando en base a los anteriores. Finalmente fue este último, el número 11, el que consiguió ser el primer equipo de estas características autorizado por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios y el que se podría a comenzar a utilizar para salvar vidas de los pacientes más críticos de COVID-19, dentro del marco legal de un ensayo clínico.

Javier González asegura que el reto de ingeniería de desarrollar el equipo se consiguió superar en tiempo récord pero que la burocracia para su homologación frenó en gran medida la progresión del proyecto: “Creo que como sociedad no estamos preparados para responder a este tipo de crisis tanto a nivel legal como a nivel burocrático”, comenta González que considera que en estas situaciones de excepcionalidad deberían existir protocolos que agilizasen estos procesos burocráticos. “Es algo frustrante tener algo desarrollado y poder estar salvando vidas y no poder hacerlo porque no se nos permite a nivel legal”, explica Javier González.

Debido al retraso que supuso para el lanzamiento del equipo los procesos para su homologación, el respirador no se está utilizando en España puesto que ya no es necesario. Cuando se obtuvo el permiso para utilizarlo los hospitales ya habían pasado lo peor del pico de contagios y no requerían del uso de estos equipos de urgencia. Sin embargo, el respirador sí que se está usando en otros países que también se están viendo afectados por la pandemia.

Fotografía del respirador

De izq. a der. Andrés Martínez, vicerrector de Planificación y Estrategia de la URJC; Javier Gónzalez, creador y fundador de The Open Ventilator; Javier Asensio, médico Hospital 12 de Octubre y coordinador de Aspectos Sanitarios de The Open Ventilator; Joaquin Rams, profesor de la URJC y colaborador de The Open Ventilator y Carlos Guijarro médico del Hospital Universitario Fundación de Alcorcón y profesor de la URJC

Desde la fundación creada por Javier González, se encuentran colaborando con un total de 7 países de Latinoamérica como son Ecuador, México, Cuba, Guatemala, Brasil, Perú y Uruguay más España para distribuir The Open Ventilator y aseguran haber asesorado a unos 15 países en materia de respiradores durante la pandemia: “He llegado a entrar en reuniones de Zoom con presidentes y ministerios para hablar del equipo, asesorar y dar soporte, lo que será un recuerdo muy atípico dentro de unos años”, afirma González. Por el momento, el equipo solo se está utilizando en Ecuador, país al que ya se han mandado un primer lote de respiradores para su uso en hospitales y con los que se prevé que se ayude en el tratamiento de los contagiados por COVID-19 de alrededor de 250 vidas en los próximos tres meses.

Javier González: “De mí se dicen muchas cosas, pero como todo buen amante de la ciencia y la tecnología, tan solo soy un niño grande que se pasa el día jugando a intentar ser Tony Stark”

El futuro de la fundación The Open Ventilator pasa por una expansión en su concepto. Al principio, surgió como una iniciativa para desarrollar un respirador de emergencia de forma abierta bajo demanda y de forma totalmente altruista y para ayudar en un momento difícil para el país, pero ahora, Javier González, pretende ir más allá: “me gustaría darle continuidad a la fundación y ampliar sus objetivos abordando otros problemas que hay a nivel global: sanitarios, climáticos, educativos, de hambre en el mundo… Quiero que la asociación plantee soluciones desde un punto de vista tecnológico a las cuestiones que están alineadas con los retos establecidos por la ONU en la Agenda 2030”, explica Javier González.

“Desde el principio yo no quería que la fundación muriese tras acabar el proyecto, sabemos que es complicado llevar a cabo lo que queremos, pero es nuestro objetivo”, afirma González que asegura que la meta final es que la fundación pueda ser autosuficiente y funcione por sí misma en el futuro.