En Asturias, una región conocida por su belleza natural, las sorpresas de la naturaleza a menudo compiten con la actividad humana por el protagonismo del paisaje. Este encantador equilibrio se revela una vez más en una imagen capturada en las instalaciones industriales de Arcelor, en Gijón. Aquí, la rutina industrial se ve interrumpida por la inesperada aparición de una manada de jabalíes, que con su curiosidad y vitalidad, brindan un respiro de lo ordinario.

La escena, que se desarrolló en una de las naves del tren de chapa de Arcelor, presenta cinco jabalíes de diferentes tamaños explorando el entorno industrial con una despreocupada alegría. Estos suidos, quizás en busca de alimento, realizaron un breve recorrido por las instalaciones, husmeando en los charcos antes de desaparecer en dirección desconocida.

El complejo fabril de Arcelor se encuentra estratégicamente ubicado entre Veriña y San Andrés de los Tacones, rodeado por el verdor de Monteana y el polígono de Somonte. Aunque colinda con la autopista A-8, el entorno inmediato de esta gran zona industrial es eminentemente rural. Esta proximidad con la naturaleza salvaje explica en parte la frecuente visita de estos animales a las instalaciones industriales. Los trabajadores, acostumbrados a estas escenas, confirman que no es la primera vez que avistan jabalíes deambulando entre las maquinarias y estructuras metálicas.

Este singular encuentro entre la civilización industrial y la vida silvestre no es un evento aislado en Asturias. En esta tierra de contrastes, donde los osos pueden cruzar carreteras y los pueblos abandonados son reclamados por la maleza, la convivencia entre lo humano y lo natural es parte del paisaje cotidiano. En esta ocasión, los jabalíes, con su presencia inesperada, nos recuerdan la fragilidad de nuestras fronteras construidas y la persistencia de la naturaleza en reclamar su espacio en el mundo moderno.

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