El 14 de febrero es una fecha dedicada al corazón, históricamente con algo tan sentimental como el amor llamándole el “día de los enamorados” o deSan Valentíny más actualmente relacionado con la estructura y función también internacionalmente señalado como día de las “cardiopatías congénitas”, que a pesar de ser menos conocidas por la población en general, tiene una connotación especial para los miles de personas y familiares que las padecen.

Un pequeño cambio estructural en la formación del corazón durante la vida fetal puede provocar una alteración funcional tan grave que en ocasiones, sino reciben tratamiento quirúrgico en los primeros meses de edad puede llegar a ser incompatible con la vida.

La incidencia de las Cardiopatías Congénitas es 8 de cada mil nacidos vivos y gracias al desarrollo de la ciencia en los momentos actuales todas las cardiopatías pueden ser tratadas con buenos resultados, pero lo dicho, solo ocurre en los países con recursos económicos y estructuras hospitalarias con alta tecnología que permiten realizar dichas operaciones. Esta enfermedad es una de las principales causas  de mortalidad infantil internacionalmente, siendo la segunda causa de muerte en niños menores de 5 años. Desgraciadamente en la actualidad existe la alarmante cifra de 8 millones de recién nacidos que mueren en el mundo cada año debido a defectos congénitos graves, de los cuales las cardiopatías congénitas, son las más frecuentes. El sufrimiento de la mayoría de estas familias tiene poca repercusión  en los medios de comunicación del mundo desarrollado, convirtiendo este drama en una “emergencia silente” para el mundo.

Este año estamos conmemorando esta fecha en medio de una de las pandemias más grandes en la historia de la humanidad, que está dejando miles de fallecidos, enfermos graves con secuelas y devastando una economía que será necesario emplear varios años para hacerla volver a la normalidad.

La población más afectada ha sido la tercera edad, quedando demostrado que el sistema inmune de los niños@ es menos vulnerable por lo que se contagian menos y aquellos que lo contraen son en alto porcentaje prácticamente asintomáticos.

La desaceleración económica repercute en el ya comprometido sistema sanitario por el desgaste de la crisis, la falta de recursos que afecta principalmente la llamada medicina terciaria, es decir, los tratamientos más complejos, dentro de este grupo se encuentran entre otros la oncología, trasplantes, cirugía cardiaca, etc.

En países con economías y sistemas sanitarios más precarios estas dificultades se hacen exponenciales, aumentado la lista de espera y las víctimas por falta de recursos propios. En estos momentos la sociedad civil del mundo desarrollado, tiene el deber moral de una vez recuperada de la pandemia, ser más solidaria que nunca con estos pequeños pacientes que quedan sin ninguna posibilidad de ser curados en sus países.
Las organizaciones no gubernamentales son entidades de inestimable valor para apoyar estos programas solidarios por ser dinámicas, resolutivas y autónomas en sus propósitos.

La Fundación Carme Chacón ha sido creada con el objetivo de destacar el legado de Carme, dentro del cual una de sus prioridades es la de dar voz a esos miles de niñ@s que necesitan de nuestra ayuda materializándola a través de un programa para la disminución de la mortalidad infantil por cardiopatías congénitas, para ello la fundación cuenta con un grupo de profesionales de la salud y voluntarios que colaboran operando a niños con cardiopatías congénitas siguiendo los lineamientos que definían su lucha y propósitos: no hay mayor justicia social que la de contribuir a dar una oportunidad de vivir a un niño y es nuestra fundación a través de este proyecto que dará vida a las ideas que el tiempo y su enfermedad no permitió materializar. Carme vivirá en cada uno de los niños que su historia natural por sus propias circunstancias condenaba a morir y que nosotros con nuestra dedicación y trabajo cotidiano los incorporaremos con buena expectativa de vida y aptos para con capacidades diversas, insertarse activamente en la sociedad que les tocó vivir. Este era el sueño de Carme, esta nuestra realidad.