La ciencia aporta muchas certezas sobre el funcionamiento del mundo, pero eso sucede una vez que la comunidad científica llega a un consenso. Antes de eso, existen multitud de estudios, trabajos u opiniones de expertos que se contraponen y son debatidos. Un suerte de intento para ordenar el caos que aporta más dudas que certezas y lleva a la ciencia a avanzar por ensayo y error.

Por ello, no debería sorprendernos cuando Fernando Simón responde a una pregunta sobre el virus con un "no se", expresión habitual en los círculos científicos y materia prima de su trabajo. En esa fase que precede al consenso y la certeza es en la que nos encontramos en lo que respecta a la inmunidad de grupo frente al coronavirus​. Efectivamente existe cierto nivel de inmunidad, gracias a la vacunación o a generar anticuerpos tras pasar la enfermedad, con el que se puede proteger a la sociedad en su conjunto. Sin embargo, eso no quiere decir que posteriormente deje de haber infecciones, ya que el virus continúa existiendo y podrá infectar a un importante segmento poblacional adicional, aunque a menor ritmo. 

El discutido porcentaje de la inmunidad grupal

Además, no conocemos con exactitud ese nivel de inmunidad al SARS-CoV-2. Se ha repetido insistentemente la cifra del 60%, aunque la fórmula que estima ese número no tiene en cuenta la heterogeneidad de susceptibilidad en la población. Es decir, ante la misma exposición al virus, no se contagia igual un anciano que un niño. En consecuencia, la primera oleada ha afectado con mayor crudeza a las personas más susceptibles, por lo que cabe esperar que descienda el ritmo de propagación en posteriores oleadas. Con el tiempo, los que van quedando sin infectar son, precisamente, los más resistentes a la infección, lo cual reduciría el listón de la inmunidad de grupo.
Además, a la cifra del 60% se llega con estudios de animales en laboratorio, condiciones que los expertos advierten insistentemente que cambian en lo referente a los humanos y a la complejidad de cada comunidad.

Cabe recordar que el último estudio de seroprevalencia en España mostraba una inmunidad del 5,2%, que se elevaba al 11% en regiones como la Comunidad de Madrid, al 14% en provincias como Soria o Cuenca y hasta el 20% en Ciudades como Torrejón de Ardoz según los test realizados a los vecinos. 

En un estudio publicado recientemente en la revista Science se incluía el concepto de heterogeneidad en los cálculos, lo que reducía la barrera de la inmunidad grupal hasta el 43% de contagiados, aunque los autores ya alertaban de lo impreciso de la cifra: “Nuestra estimación debería interpretarse como una ilustración de cómo la heterogeneidad de la población afecta a la inmunidad grupal, más que como un valor exacto o siquiera una buena estimación”.

Pero en otro estudio que está en proceso de publicarse se apunta directamente a una cifra de inmunidad de grupo mucho menor. Un equipo liderado por la matemática y epidemióloga de la Universidad de Strathclyde (Reino Unido) Gabriela Gomes, apuntan a menos de un 10% suponiendo una estimación positiva de heterogeneidad de afectación, pero alertan de que aún no se sabe cuán variable es la población humana a la susceptibilidad al coronavirus.

Para su estudio, los investigadores tomaban datos de la epidemia en Italia y Austria, aunque para su próxima publicación están incluyendo datos de España, Portugal, Bélgica e Inglaterra, lo que ha empujado a Gomes ha asegurar que “Estamos llegando a la conclusión de que las regiones más afectadas, como Madrid, podrían estar cerca de llegar a la inmunidad grupal”.

Pero a continuación se recogen algunas opiniones que parecen dificultar la aceptación de las conclusiones del estudio de Gomes. Su colega de la Universidad de Columbia, Jeffrey Shaman, afirma que el umbral del 10% “no es consistente con otros virus respiratorios. No es consistente con la gripe. ¿Por qué iba a comportarse -la inmunidad grupal- de forma diferente con un virus respiratorio que con otro?”.

En cualquier caso, mientras el tema de la inmunidad grupal siga aportando más dudas que evidencias, lo más seguro es continuar practicando las medidas de protección ampliamente conocidas como las mascarillas, la distancia o el lavado de manos.