Como cada domingo, TVE, a través de La2, ofrece una misa desde un punto diverso del país. Esta vez, el clérigo que oficiaba la Santa Misa fue el controvertido obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig.

El obispo de Alcalá de Henares aprovechó el sermón que se emitía a nivel nacional para dar cuenta de su homofobia y racismo. Como los jugadores de la NBA cuando disputan partidos en la televisión nacional, Reig se sintió grande y se creció para dejar patentes todas sus trasnochadas ideas. Desde la ley del aborto, a la homosexualidad, pasando por la violencia machista y la inmigración.

El clérigo señalaba que "negar la diferencia sexual y de la importancia de la familia es optar por una sociedad atomizada, de simples individuos". Considera que la "unión amorosa del hombre y la mujer" es la única verdad sagrada "por su índole natural" puesto que está "orientada a la procreación y educación de los hijos". Además, añade, que la "sociedad no es simplemente una masa de individuos", sino que nace de la "diferencia sexual y la procreación".

La lacra del progresismo

"Dos individuos no diferenciados sexualmente suman sus dos individualidades según sus deseos", explica aunque infiere que "en la diferencia sexual hay una realidad indisponible más allá de los deseos individuales". "La malicia de la anticoncepción que reduce la unión conyugal a simples deseos de los cónyuges", aseguraba Reig.

El obispo de la tierra de Cervantes se muestra en contra de las políticas progresistas, porque las considera de la "cultura de la muerte". "Desgraciadamente España, después de un largo proceso secularizador que está rompiendo los vínculos con Dios, con la tradición católica, con la familia y el propio cuerpo, ofrece en estos momentos un programa que no garantiza el bien común de la sociedad", continuaba el clérigo.

Además, culpabilizó a la ley del aborto del "invierno demográfico severo" en el que, a su juicio, vive la sociedad. "Desde la primera ley de despenalización del embarazo, más de dos millones de españoles no han llegado a nacer", continuaba. Además, señalaba que esta sería la principal causa del divorcio, porque "son ya tres millones los matrimonios desde la primera la primera ley del divorcio".

Pero Reig también valoró la violencia machista, a la que definió como una lacra que "no está en el debilitamiento de la familia ni menos todavía en el propiciado multiculturalismo". Se refirió, asimismo, a las familias cristianas como "minorías creativas" y "unidades de resistencia" de la cultura de la vida.