La historia y sus descubrimientos tienen a veces estas ironías. Recientemente saltaba a la prensa una estupenda noticia: un equipo coordinado por el CENIEH (Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana) daba con los restos del homo sapiens más antiguo de la meseta.

Para ello este equipo arqueológico se ha dedicado al estudio de unos huesos encontrados en un paraje llamado cueva de los Torrejones descubriendo que aquellos restos son los vestigios más antiguos de homo sapiens en la zona centro de la península. Para más señas en un pueblecito guadalajareño llamado Tamajón.

Iglesia de Tamajón. Autor Oilisab

Un pueblo que, además de espectaculares paisajes, tiene en su haber un personaje rocambolesco como pocos. Matías Vinuesa López de Alfaro, más conocido como el cura de Tamajón.

A decir verdad, Matías Vinuesa no nació en Tamajón, era burgalés, concretamente de Neila, pero desde 1804 a 1814 fue párroco de Tamajón, y como tal le llamaron sus adversarios políticos, los cuales, conociendo la ambición desmedida de Vinuesa, le siguieron tratando como un cura rural a pesar de haber sido nombrado capellán de honor por el rey Fernando VII.

Al cura de Tamajón se le ha descrito como un personaje, controvertido, disparatado… pero sin duda se le podría considerar como el chaquetero perfecto, pasando de ser guerrillero en la guerra de la Independencia a afrancesado, y de liberal a absolutista con tal de medrar.

A la llegada de Fernando VII a España no le costó lograr un puesto en la camarilla de este infame monarca que no solo le nombró Capellán de Honor, sino que además le concedió el puesto inquisitorial de calificador del Santo Oficio.

Como es lógico, a la llegada del nuevo gobierno constitucional durante el Trienio Liberal no hubo mayores damnificados que Vinuesa y todos aquellos advenedizos que como él, habían logrado lucrativos puestos de gobierno, más por camaradería con el rey que por valía política.

Es por ello que el siempre inquieto cura de Tamajón trazó un plan, un golpe de Estado contra los liberales. Pero otra vez, el tiro le salió por la culata, se le descubrió como autor de un manifiesto titulado “Plan para conseguir nuestra libertad” donde se explicaba cómo sería el golpe de Estado, proponiendo, claro está, la vuelta del absolutismo, la inquisición y tantos atrasos como fuese posible.

La justicia le condenó a diez años de presidio, que nunca llegó a cumplir, pues una masa enfervorecida asaltó el presidio donde se encontraba Vinuesa linchándole hasta la muerte, dejando muchas dudas por desvelar.

Para unos, incluido Benito Pérez Galdós que indagó sobre este asunto para su novela “El Grande Oriente”, Vinuesa murió a martillazos, lo cual podría implicar a la sociedad secreta de los Caballeros Comuneros, una versión populachera y violenta de la masonería.


Los caballeros comuneros habrían adoptado el martillo como emblema al haber sido el arma con el que murió el cura de Tamajón

Para otros como el historiador Alberto Gil Novales, pudieron haber sido los propios absolutistas, quienes eliminando a su compinche ponían a salvo su partido ante un nuevo cambio de bando del cura de Tamajón. Además, un mártir nunca venía mal y como tal lo trató Fernando VII cuando en 1824 le dedicó unas populosas exequias. En las que por supuesto no faltó juicio y ejecución de varios presuntos culpables, que como era de esperar… eran liberales.

Menos mal que todo esto no tenemos que explicárselo al hombre fósil encontrado en Tamajón, el cual sin lugar a dudas habrá desbancado ya a Matías Vinuesa en el puesto de vecino célebre de la población.