El Gobierno estudia la posibilidad de prohibir el uso de los móviles en los centros educativos, siguiendo los pasos de la ley aprobada para este curso en Francia, con el objetivo de disminuir la adicción digital de los estudiantes.

Lo ha asegurado la ministra de Educación y Formación Profesional (FP), Isabel Celaá, en una entrevista con Efe, en la que ha manifestado que, de momento, está encontrando “posturas fuertemente enfrentadas” sobre si los móviles deben entrar en los colegios o no.
Celaá (Bilbao, 1949) también ha adelantado su intención de descargar de contenido los currículos, con el fin sustituir el actual sistema de memorización por otros que activen más el aprendizaje.

Para la ministra, la cuestión de los móviles en clase es “interesante y a estudiar porque tenemos demasiados adolescentes muy adictos a la tecnología. Hay que reflexionar sobre si el tiempo escolar debe estar libre de esa adicción”. Celaá reconoce que “en algunos casos el móvil ayuda -no suelen llevarlo a los exámenes, solo faltaba-, pero si prohibirlo en los centros sirve para disminuir la adicción digital, merece la pena valorarlo”, para lo que ha anunciado que lo van a “estudiar con expertos”.

Sobre el contenido de los currículos de las asignaturas, que ya adelantó en el Congreso que quería reducir, Isabel Celaá afirma que “el desafío de la educación en 2018 no es aumentar aquellos contenidos cuyo aprendizaje es memorístico, para ello ya tenemos Google y las redes. Queremos incorporar elementos que requieran al alumnado un proceso de aprendizaje para hacer significado, una escuela más flexible, moderna, que sepa hacer que el estudiante aprenda aprendiendo, a tener destrezas y desarrollarse en el mundo en el que le va a tocar vivir, distinto de aquel en el que está aprendiendo”.

El objetivo de la ministra es conseguir “clases más prácticas y conectadas con la vida real, que son, en definitiva, los requerimientos que muchas veces establece Pisa”.