Es un gesto mucho más sencillo y rápido de lo que se cree, pero sigue yendo acompañado de la palabra miedo para una parte importante de la población.

La donación de médula ósea es la única oportunidad de curación para pacientes con enfermedades hematológicas graves y está en nuestra mano hacerlo posible.

Solo es necesario inscribirse en el Registro Español de Donantes de Médula Ósea (Redmo). Para ello, debemos dirigirnos a algunos de los hospitales habilitados para este fin. En Madrid, coordinados por el Centro de Transfusión de la comunidad, hay un total de 22, entre ellos, el Hospital Universitario Infanta Elena, integrado en la red sanitaria pública.

La acreditación de este hospital como punto oficial de registro para la donación de médula constituye “un paso más en una trayectoria de una década de colaboración con el Centro de Transfusión de la Comunidad de Madrid en donación de sangre", explica la Dra. Adriana Pascual, jefa del servicio de Hematología.

Punto de información sobre donación de médula ósea en el Hospital Infanta Elena

De este modo, los vecinos de Valdemoro, Ciempozuelos, Titulcia y San Martín de la Vega ya no tienen que desplazarse hasta Madrid para realizar la inscripción.

Rápido y sencillo

Hacerlo es rápido y sencillo. Para ser donante solo es necesario tener entre 18 y 40 años y no padecer ninguna enfermedad que pueda ser contagiada al receptor.

Una vez informada, la persona interesada ha de realizarse una extracción de sangre en la Sala de Donación del centro, ubicada en el hall principal del hospital. El procedimiento es muy similar al de un análisis. Es más, la jefa del Servicio de Hematología insta a "aprovechar esta extracción para realizarlo en el mismo proceso y tiempo".

La muestra se estudia en el Centro de Transfusión de la Comunidad de Madrid para determinar el perfil genético HLA (antígenos leucocitarios humanos). “Este establecerá su posible compatibilidad con un paciente”, explica la especialista.

Esta información, junto con los datos personales, se incluye en el Redmo, de manera que el futuro donante queda a disposición de cualquier paciente del mundo que precise un trasplante de médula y resulte compatible.

Su ficha permanecerá activa hasta los 60 años, aunque puede darse de baja en el momento en que lo desee.

El milagro de la compatibilidad

Sin embargo, inscribirse como donante de médula ósea no significa que uno vaya a llegar a serlo. Es muy difícil ser compatible. “El primer paso para un enfermo que necesita este tipo de trasplante es buscarlo en su familia”, recuerda la Dra. Pascual, pero “tres de cada cuatro no tienen un familiar compatible y necesitarán por tanto buscar un donante que lo sea entre los inscritos en el Redmo". Y, aún, así, las posibilidades de encontrarlo son reducidas.

Las probabilidades de compatibilidad y donación efectiva son aproximadamente de 1 entre 4.000.

La donación

Pero, ¿qué pasa cuando sí hay compatibilidad? En ese caso, al donante se le llama para acuda al centro de referencia más próximo a su domicilio. No importa que el receptor sea de otro país. La extracción se llevará aquí.

Se repetirán las pruebas y se confirmará que la persona está en buen estado de salud.

Después, al donante se le extraerán células madre hematopoyéticas que permitirán que “la médula enferma del paciente recupere sus funciones, produciendo de nuevo células esenciales para el desarrollo del organismo”, precisa la Dra. Pascual.

Es un gesto solidario, anónimo y altruista, vital para quienes necesitan un trasplante, que suelen ser enfermos “con leucemias agudas, aplasias medulares, algunas anemias congénitas o determinados linfomas en recidivas”, recuerda esta médico.

El proceso de donación ha variado con el tiempo. En la mayor parte de los casos ya no es necesaria punción. La médula ósea es un tejido esponjoso que se encuentra en el interior de algunos huesos y contiene las células madre que forman la sangre. Sin embargo, mediante un tratamiento que se administra al futuro donante y que estimula la producción de las células hematopoyéticas y su movilización desde la médula ósea hacia la sangre, en un 90 por ciento de los casos, la extracción se puede hacer por vía venosa.

Para ello se utiliza una técnica llamada aféresis, consistente en extraer sangre de uno de los brazos del donante, separar las células madre del resto mediante una máquina a la que está conectado y devolver el resto a su cuerpo, a través de una vena del otro brazo.

Cuando no es posible realizarlo de este modo, se realiza una punción de las crestas ilíacas (hueso de la cadera), en quirófano y bajo anestesia general.

El producto obtenido se le administra al enfermo como si fuera una transfusión en el centro en el que esté ingresado.

Sin efectos secundarios

El proceso no tiene ningún efecto secundario. Cuando la donación se hace mediante aféresis, lo que el donante puede experimentar durante el tiempo en que se le administran "factores de crecimiento hematopoyético", son síntomas similares a una gripe, como dolor en huesos y músculos.

En el caso de que se practique una punción, puede presentar dolor en la zona, que se controla con analgésicos comunes y desaparece en menos de 48 horas.

Cada vez más

Cuantos más donantes haya, más posibilidades de curación habrá para miles de personas, por lo que hacer crecer los registros es vital.

Desde que el Hospital Infanta Elena se integró en la red, se han realizado una media de 30-35 registros mensuales.

Actualmente hay alrededor de 400.000 personas inscritas en el Redmo, 33 millones en todo el mundo.

El Centro de Transfusión de la Comunidad de Madrid se ha marcado el objetivo de sumar 7.000 nuevos donantes cada año, lo que supone unos 600 al mes. ¿Te animas?