Esta semana, las mujeres de Castilla y León conocían las medidas que saldrán de sus cortes con el objetivo manifiesto de reducir el número de abortos. A partir del próximo lunes, solo cuatro días después de anunciar las medidas, la Junta de Castilla y León implantará medidas “provida” y de fomento de la natalidad en la comunidad.  Así, los sanitarios de la región tendrán la obligación de ofrecer a las embarazadas, incluidas las que quieran abortar, un protocolo que les ofrezca escuchar el latido fetal y les proporcione una ecografía 4D que complemente las tres convencionales contempladas hasta ahora. Asimismo, el vicepresidente de la comunidad y líder autonómico de Vox, Juan García-Gallardo, habló el jueves que se dieron a conocer estas medidas, de su interés por atraer a los profesionales sanitarios que manifestaran la objeción de conciencia a la hora de practicar abortos, explicando que Castilla y León sería una suerte de refugio para los mismos donde estar “protegidos”.

En el momento de comunicar el paquete normativo, García-Gallardo defendió que estas medidas, así como su presencia en el Gobierno, valdrían la pena si evitan “que un sólo niño sea abortado”, antes de admitir que él “no sabe mucho de embarazos”. Si se aplica la escucha del latido del feto, según el vicepresidente autonómico, sería entre las semanas seis y nueve de embarazo para que las mujeres “antes de cualquier decisión puedan escuchar el latido de su hijo” y lograr una “implicación emocional”. Esta medida consensuada entre PP y Vox intenta que la mujer tome decisiones de forma “mucho más consciente”, también gracias a la ecografía 4D, que servirá para que la embarazada pueda distinguir en tiempo real las manos, pies y rasgos del feto. El alto cargo de Vox terminaba su comparecencia justificando la necesidad de que “nazcan más niños” porque supone algo “fundamental para sobrevivir”.

A raíz de este anuncio, son muchas las voces que se han alzado por todo el país recordando que el día en el que una mujer aborta es uno de los más difíciles de su vida y que hacerle un ofrecimiento de este tipo no hace más que ahondar en su dolor. Desde ElPlural.com se han recogido varios testimonios de psicólogos especializados para analizar cómo pueden afectar estas medidas a las mujeres que pretenden abortar.

Un protocolo basado en el sufrimiento, la culpa y el arrepentimiento

Victoria Riva, que trabaja como psicóloga en un centro de fertilidad de Madrid, indica que “si una mujer ya ha tomado la decisión de que la interrupción del embarazo es la mejor, o incluso la única opción para ella en este momento, el hecho de que se le ofrezca realizar esa ecografía y escuchar el latido puede suponer un incremento del malestar emocional. Ella misma ya ha realizado una valoración de sus recursos y su situación actual, llegando a la conclusión de que esa decisión es la más adecuada”.

Por su parte, María Isabel Barragán Ortiz, psicóloga general sanitaria y sexóloga, fundadora y directora de SONDER Psicología, afirma que “ya sin esta medida, hay muchas mujeres que durante un tiempo sienten culpa por la decisión de abortar, y se quedan ancladas en el ‘y si…’, y en el ‘qué hubiera pasado’. Con esta normativa se incrementarían esos sentimientos”. Una opinión con la que coincide David Marcelino, psicólogo sanitario y psicoterapeuta, quien asegura que “un ofrecimiento a una mujer que ya ha tomado la decisión de que va a abortar, sin duda, le generaría más sufrimiento. Es una forma de coacción para tomar consciencia, o para que se puedan arrepentir. No creo que sea buena idea hacer que una mujer en esa situación se remueva aún más”.

Tal y como afirma la psicóloga sanitaria y sexóloga Barragán Ortiz, en muchos casos “el sufrimiento emocional no es visible o puede llegar con los años. Entre los efectos que ya conlleva el aborto, además del sentimiento culposo, se pueden producir síntomas de ansiedad, depresión e insomnio. Escuchar latidos o ver ecografías son componentes emocionales muy potentes para persuadir a la mujer de la decisión de abortar y, en caso de que la mujer continúe con su decisión, generarían unos efectos psicológicos muy dañinos en esta”.

Según Riva, cuando una mujer ya ha tomado su decisión, “el hecho de visualizar las imágenes o escuchar el latido conlleva un claro aumento de la culpa, ya que por un lado la carga emocional aumenta, pero por el otro sigue sin contar con los recursos necesarios para optar por otra alternativa”. Al hablar de su experiencia como profesional en una clínica que precisamente es de fertilidad, señala que “es habitual encontrarte parejas o mujeres que en la actualidad están sometiéndose a un tratamiento de fertilidad que anteriormente han decidido interrumpir un embarazo, porque no contaban con los recursos o con el apoyo suficiente para ejercer la maternidad. Si los sentimientos de culpa ya son intensos en esos casos, el haber visualizado una ecografía 4D o escuchado el latido del feto sin duda incrementaría aún más este malestar”.

En cuanto al declarado objetivo de Vox de reducir el número de abortos, Riva lo tiene claro y afirma que estas medidas no aportan “ningún cambio real sobre las circunstancias que han llevado a la persona a tomar esa decisión y lo único que conlleva es un amento de la carga emocional, lo cual no ayuda frente a la toma de decisiones. Medidas de prevención o ayudas que permitan cambiar las circunstancias personales de estas mujeres o parejas serían mucho más efectivas”.

Conscientes de la polémica y del carácter considerado por algunos hasta cruel que esta normativa llegaba a mostrar respecto a las mujeres embarazadas que quieran abortar, la Consejería de Sanidad de Castilla y León, este viernes intentaba desmarcarse del anuncio y llegaba a desmentir la comunicación del propio gobierno autonómico en cuanto a los plazos de la escucha del latido y la realización de la ecografía, así como al carácter obligatorio hacia los médicos de ofrecer estos servicios. Así, el consejero de Sanidad de Castilla y León, Alejandro Vázquez (PP), aseguraba este viernes a El País que los doctores recibirán la instrucción, pero no la orden o “imperativo”, de sugerir a las mujeres que escuchen el corazón a partir de la semana doce de gestación (aunque Gallardo anunció que esto será entre las semanas seis y nueve de embarazo). Por su parte, sí hay consenso en que la ecografía 4D se podrá “realizar desde el primer momento”, aunque el mismo consejero admitía que antes del primer trimestre esta cuestión no tiene mucho sentido porque el feto antes de la semana doce es prácticamente irreconocible. Estas declaraciones, chocan con la actitud del impasible Carlos Fernández Carriedo, portavoz de la Junta y titular de Economía y Hacienda del PP, que se encontraba junto a Gallardo en el momento del anuncio del protocolo y no matizó el discurso del vicepresidente de la Junta en ningún momento.

A pesar de las críticas y de la incomodidad que la normativa alcanzada por las cortes de Castilla y León ha llegado a generar incluso en sectores de la derecha, ya se ha comunicado que el nuevo y polémico protocolo en atención de embarazos se aplicará a partir del lunes. Unas medidas que recuerdan más a Gilead, la sociedad totalitaria de El cuento de la criada, que a una comunidad autónoma de un Estado europeo.