La Guardia Civil ha detenido este lunes a un hombre como presunto autor del crimen de los tres hermanos en Morata de Tajuña (Madrid). De 42 años, se trata de uno de los principales sospechosos, ya que es la persona que presuntamente prestó 60.000 euros a las dos hermanas y que, al ir a reclamar el dinero a las mismas, golpeó a una de ellas con un martillo.

El presunto autor de los hechos se ha entregado esta misma mañana en el cuartel de Arganda del Rey después de conocer que los agentes estaban buscándole, según han confirmado fuentes de la investigación. Por el momento, se cree que es el único implicado en el caso. En otro orden de cosas, los agentes de Homicidios manejan, entre otras posibles hipótesis, la de un ajuste de cuentas por las deudas que habían contraído estos familiares con algunos conocidos, según fuentes consultadas.

Crimen de los hermanos de Morata de Tajuña

El caso de los tres hermanos de Morata conmocionó a todo el mundo la semana pasada por lo crudo de la manera en la que se sucedieron los hechos. La sucesión de los acontecimientos se remonta al pasado jueves, cuando tres hermanos eran agredidos a martillazos por un prestamista que les reclamaba 60.000 euros que le adeudaban. El hombre acabó siendo detenido, e incluso llegó a ingresar en prisión por un posible delito de tentativa de homicidio. Salió en libertad este mismo mes de enero y es una de las personas que desde el principio estaba siendo investigado.

Las hermanas asesinadas, de 68 y 70 años, pudieron recurrir a este hombre para que les prestase la cantidad señalada para seguir pagando dinero a un militar norteamericano al que conocieron por internet y con el que mantenía una relación amorosa a distancia. El hombre les pedía una cantidad mensual a cambio de la cual les prometía una herencia millonaria de siete millones de euros.

El hombre atendía al nombre de Edward, con el que aparecen al menos una docena de perfiles en redes sociales, un hecho que emplazaba a estar en guardia y que hacía presagiar que el hombre había podido engañar a más mujeres. Por todo ello, el entorno de una las víctimas les advertían que podían estar manteniendo un romance a distancia con un ciberestafador y que podría tratarse de un personaje falso cuyo único pretérito era engañarles.

Las víctimas, por su parte, son Amelia, Ángeles y Pepe, de entre 72 y 79 años. Sus cuerpos fueron hallados el pasado jueves parcialmente quemados, apilados y con restos de sangre en la entrada de acceso a la vivienda de dos plantas. Nadie había forzado la puerta y la casa tenía todas las persianas bajadas. Los vecinos llevaban más de un mes sin saber nada de ellos y fueron quienes pusieron en alerta a las autoridades.

Perfil psicológico del presunto autor del asesinato

Hay aspectos del caso que facilitan conocer el perfil psicológico del presunto autor de los hechos a través del modus operandi de éste. Uno de estos es la manera en la que los agentes encontraron los cuerpos de las víctimas, apilados, parcialmente calcinados y con signos de violencia.

Se trata de una imagen siniestra, sin lugar a duda, pero que no necesariamente obedece a un ejemplo de psicopatía, y es que la calcinación de un cuerpo después de un homicidio, según los expertos, se suele llevar a cabo con el objetivo de dificultar la investigación. Lo mismo suele ocurrir con los descuartizamientos, de manera que no se contempla tanto como una práctica accesoria, sino que los asesinos suelen llevarla a cabo para complicar el trabajo a las autoridades a partir de la eliminación de pruebas.

Por su parte, la manera de agredir a las víctimas responde a una conducta de trastorno de la personalidad antisocial, el más relacionado con la criminalidad. Es una psicopatología que está claramente relacionada con la agresividad y una falta de empatía que contemplan individuos que muestran cierto grado de desprecio y desconsideración hacia el resto de personas, siendo capaces incluso de ir contra los derechos ajenos y sin mostrar ningún tipo de culpa ni remordimiento.

En otro orden de cosas, el perfil de las víctimas no obedece a una cuestión cerrada en el sentido de que no existe un perfil concreto de víctimas de estafas amorosas, y es que los estudios en este sentido muestran cómo cualquier persona puede estar en un momento de su vida en un escenario de titubeo emocional que le lleve a realizar acciones extremas o que carecen de sentido. En cualquier caso, las personas que no tienen posibilidad de defenderse sí que responden a una categoría concreta, la de víctimas “especialmente vulnerables”.