Todos en Galicia saben quiénes eran, en cada momento, los contrabandistas de “cabecera”. Todos en Galicia saben que para pasar a ser narcotraficante había que pasar una especie de oposiciones previas que consistían en eludir impuestos al Estado vendiendo tabaco de contrabando. Todos en Galicia saben que los contrabandistas y narcotraficantes eran personas “respetables”, con inmensas fortunas, enormes relaciones institucionales, grandes influencias, destacados “donantes” y poseedores de muy buenos contactos con el poder. Todos en Galicia saben que el poder lo ha ejercido desde siempre, salvo un breve lapsus socialista, Alianza popular primero y, luego, el Partido Popular. Todos saben eso en Galicia, menos Feijóo, o al menos eso parece.

Y es que los contrabandistas, con su posterior metamorfosis de ascenso en la escala social del grupo, la del grado superior de narcotraficantes, han sido parte del paisaje urbano de las ciudades, concejos, municipios y ciudades de esta tierra. Están adheridos como líquenes a la piedra, colocaban a gente en los ayuntamientos, confeccionaban listas electorales y se paseaban por los pueblos como gente de bien, personas que generaban empleo y trabajo, por supuesto que ilegal… pero eso no importaba.

Dicho esto podemos colegir que cuando alguien en Galicia tenía amistad o iba de vacaciones con un contrabandista, sabía que acompañaba a un potencial en breve “empresario” del narco. Y más allá de eso, contrabandista o narcotraficante, se trataba de alguien que acumulaba riquezas ilegalmente y se dedicaba a una actividad prohibida y penada. Eso lo saben todos en Galicia, en Arousa, en Vigo y en toda España. Lo sabían todos menos Feijóo, o al menos eso parece.

Vidas entre la cárcel y huyendo de la justicia

Casi todos los grandes patriarcas, que ahora están en declive, aunque “habelos hailos”, como las meigas, se foguearon en los años 80. La mayor parte de los capos de la droga, son ya gente muy mayor. Muchos han pasado parte de su vida en la cárcel y la otra parte, como prófugos, burlando a la policía y a la justicia. Los nuevos narcotraficantes gallegos usan otros métodos y se sirven de otros medios, pero siguen ahí.

Los grandes capos del contrabando y narcotráfico gallego, uno a uno

Antes de que toda España conociera las fotos de Feijóo con el narco Dorado y sus aventuras vacacionales en familia, un periódico nada sospechoso de no apoyar a la derecha, ABC, publicaba un reportaje con la relación de los jefes de la droga en Galicia con una breve reseña biográfica. Se titulaba Los grandes capos del contrabando y narcotráfico gallego, uno a uno”. Un trabajo, por cierto, muy reciente, del 5 de mayo de este año.

Del “Winston” a la coca

En el amplio y documentado trabajo periodístico se explicaba como “los narcotraficantes aprovecharon las estructuras que habían creado con el tabaco de contrabando para dar el salto al hachís y, en algunos casos, también a la cocaína”. Aquí cabe recordar que Feijóo ha intentado minimizar su amistad peligrosa con Marcial Dorado apelando a que cuando lo conoció era solo un “contrabandista”, como si fuera una actividad respetable, legal e inocua. Nada más lejos de la realidad. Eso lo saben todos en Galicia, menos Feijóo, o al menos eso parece.

Los reyes del narcotráfico: “Falconetti”, Charlín, Oubiña, Barral y Marcial Dorado

El reportaje cita y destaca a los grandes capos de la droga en Galicia: Manuel Charlín Gama, Laureano Oubiña, Nené Barral, Luis Falcón (“Falconetti”) y ¿cómo no?, en ese ranking de estrella del negocio del narcotráfico aparece el amigo del candidato del PP a la presidencia del Gobierno, Marcial Dorado.

Así describía ABC a Marcial Dorado

Así definía la vida y obra de Marcial Dorado, un heredero de Vicente Otero Pérez, alias “Terito”, patriarca y referencia entre los clanes, pues era el mejor representante del prototipo de contrabandista clásico:
Marcial Dorado era otro de los pupilos de Terito, pues su madre trabajó de limpiadora para el patriarca. Es otro de los que siempre ha jurado no haberle metido mano a la “fariña”, pese a que una de sus condenas, de 2009, le vincula con uno de los mayores alijos de cocaína. Dorado, que desde 2020 está en tercer grado, se ha caracterizado por una mayor contención que la mayoría de sus coetáneos, tanto verbal como en cuanto a la ostentación de su fortuna. “Es más discreto que el resto, ni va por la vida con declaraciones altisonantes ni haciéndose pasar por un currante que no es”, añaden fuentes conocedoras. El dispendio de Dorado siempre fue de puertas para adentro, añaden estas fuentes”.

El dispendio de Dorado siempre fue de puertas para adentro”. No hay más preguntas, señoría. Fin de la cita.