El 80% de la población de todo el mundo está expuesta a niveles de contaminación superiores a los máximos recomendados, lo que se traduce en más de siete millones de muertes prematuras por cáncer o enfermedades cardiovasculares, como así asegura la OMS. Asimismo, la contaminación es capaz de agravar otras patologías como las neumonías surgidas a raíz del coronavirus.

Un estudio publicado por la Universidad Halle-Wittenberg en Alemania concluye que el 19 de marzo casi el 80% de las defunciones registradas en Europa ocurrieron principalmente en zonas muy contaminadas del norte de Italia y en la Comunidad de Madrid. El director del estudio, Yaron Ogen, asegura que: “Envenenar el medio ambiente significa envenenar nuestro propio cuerpo y limitar su habilidad para defenderse”.

La Universidad de Harvard llegó a los mismos resultados cuando analizaron 3.000 condados estadounidenses y comprobaron que los lugares con mayor contaminación tienen una tasa más alta de mortalidad en la pandemia: “el aumento de un micrómetro de partículas finas (PM2,5) por metro cúbico de aire estaría asociado con un incremento de un 15% de la tasa de mortalidad por Covid-19”.

Las partículas finas son las partículas en suspensión, 30 veces más pequeñas que un cabello humano, que proceden de la combustión de combustibles fósiles que pueden penetrar en nuestros pulmones y causar graves problemas respiratorios.  

Muchos expertos están arrojando datos sobre los efectos devastadores de la contaminación, ahora es turno de que los gobiernos sigan aprobando medidas para evitar agravar las terribles consecuencias de una crisis sanitaria como la que estamos viviendo.