Bego, La Ordenatriz, es influencer y presta un servicio que casi podría considerarse público a través de las redes sociales y, ahora también, con su libro Limpieza, orden y felicidad; que ya se puede encontrar en las librerías de la mano de Planeta.

Madre de siete hijos y trabajadora al margen de este proyecto, ha sabido administrarse el tiempo en una época en la que precisamente este es el mayor de los caos, para ayudarse y ayudar a los demás.

Sin obsesionarse pese a lo que muchos puedan pensar, y a partir de trucos que, cree, tenía guardados en alguna parte, supo juntar las tres palabras que dan título a este manual para reducirlas a la de felicidad.

Así las cosas, se sirvió del orden para superar el duelo por el fallecimiento de su padre. Poco después se abrió una cuenta con mil y un consejos que hicieron a muchas personas más llevadera la pandemia y que han ayudado a personas como la modelo Laura Escanes. Su alcance es tal que hay famosos que le han pedido, incluso, ir a ordenar su casa; pero esos nombres prefiere guardárselos.

PREGUNTA (P): ¿Qué porcentaje de influencia dirías que tiene el hecho de mantener tu casa y, en general, tu vida, ordenada; sobre la salud mental? Tú además cuentas que todo esto te ayudó mucho tras la muerte de tu padre.

RESPUESTA (R): Yo diría que un 80% tranquilamente. Al final parece que no vemos la conexión que tienen las cosas materiales con nuestra vida y con nuestra mente. Y tener paz con las cosas materiales, es decir, tenerlo en orden en realidad, nos lleva a una paz mental… Le damos uso a las cosas en sí, lo vemos, lo tenemos claro, tenemos unas rutinas instauradas. Por supuesto, eso es personal. La rutina es de cada uno. Cada uno tiene su vida y su orden y su cantidad de cosas. No todo es igual.

P: En tu libro y en tus redes relatas todo tipo de trucos, pero lo acabamos de ver, no solamente en materia del hogar, también reúnes consejos para maletas, arena en bañadores, rayaduras de coche… por poner algunos ejemplos. Hay quien puede pensar que estas cosas interesan más a la gente mayor, pero nada más lejos de la realidad, tienes medio millón de seguidores en tus perfiles y gente también joven que, por una u otra vía, te acompaña.

R: Es muy curioso, pero es verdad que la gente ve sus necesidades reflejadas en la cuenta y al final desastres o desorden tenemos todas. Está claro que no necesitamos lo mismo a los 20 años que a los 40, pero todos tenemos, no las mismas necesidades, pero sí por igual.

P: ¿Cómo te han ayudado a ti las redes y cómo crees que has ayudado tú a la gente?

R: Son dos cosas distintas. Yo cuando veo lo que cuento en el libro, que fallece mi padre… Eso es un duelo y ya está, hay que pasarlo. Pero caigo en el desorden, la desorganización y digo “ya está, esto no lo soporto más, esto no me gusta, no lo vamos a tener así, todo está mal”.  No tenía nada claro, se me olvidaban los médicos de mis hijos… Un horror.

Y entonces me leo el libro de Marie Kondo, la gurú internacional del orden, y digo “ya está, esto es lo que yo quiero”. Se puede aprender a ordenar. O sea que yo he tenido un proceso, no era ni ordenada ni desordenada y terminé desordenada, pero es un proceso. No iba a acabar “bueno, soy un desastre, ya me dejo”.

Y cuando empiezo a ayudarme a mí misma me doy cuenta de que se puede aprender y lo puede aprender el resto de la gente. Desde mi desastre quise ayudar a los demás. Y poco a poco fui avanzando.

Abro la cuenta en marzo de 2019 y en marzo de 2020 nos encerramos en casa y, como no podía ir a la casa de los demás, decidí hacerlo desde la mía. Al final toda la gente estaba teletrabajando. Yo no podía; evidentemente, y me puse a arreglar esa puerta que no cierra bien, ese tornillo girado… puse los trucos y la gente vio que funciona.

Se puede aprender a ordenar

P: ¿Dirías entonces que tus consejos han hecho un poco de medicina durante el encierro en pandemia?

R: ¡Sí, sí! Yo no sabía que esto les podía animar tanto (se muestra feliz). La gente lo veía como una realidad, porque quería huir un poquito del perfeccionismo que se nos vende en redes. Comprendo que había mucha gente que estaba preocupada y que estaba muy liada, con mucha ansiedad por la pandemia. Eso estaba ahí y era lo más grave.

Pero sí que dentro de eso a lo mejor la gente decía “tengo un problema en casa, una mancha… y vamos a arreglarlo”. Eso les animaba mucho. Era como decir que al final puedes enfocar la vida de una manera u otra, y eso creo que sí lo he sabido transmitir. Pero tampoco me lo proponía.

P: Me has hablado de Marie Kondo. ¿Eres la Marie Kondo de España?

Sería un honor, pero yo creo que no. Vamos, no le llego ni a la suela de los zapatos porque ella es súper ordenada y ve súper bien el orden y yo no, yo tengo que pensarlo. No digo que sea una cosa costosa, porque ahora me gusta muchísimo más, pero no, ni de broma (risas). Lo que pasa es que he ayudado a la gente a poner focos y a ordenar lo que crean que tienen que ordenar, que es muy complicado.

Sería un honor ser la Marie Kondo española, pero no lo soy ni de broma

 

P: Los medios también publicamos a veces trucos en la senda de lo que tú cuentas, pero no siempre es fácil encontrarlos. ¿Cómo aprendiste tantos?

R: Yo creo que los tenía ahí guardados sin saber. Ha sido muy curioso, han sido cosas de probar y decir “ay, bueno, pues esto dicen que tal” o “yo sabía que el bicarbonato y el vinagre funcionaba, pero a mí no me funcionaba..." . Y cuando me pongo con paciencia y a investigar, poco a poco, focalizándome en las cosas, sí que empiezan a salir.

P: A la hora de descubrirlos, ¿alguno te sorprendió por encima de los demás?

R: El uso que cuento de la laca me parece que sorprende a todos y a mí la primera, porque yo no sabía que era tan versátil ni que servía para tantas cosas.

P: Madre de siete hijos, trabajas… ¿cómo te da tiempo a todo y eres capaz de seguir esa continuidad con esto? Lo digo porque ante la situación actual cuando la gente tiene que dejar algo un poco más de lado, que no abandonar, suele decantarse por el orden.

R: Eso es lo que vengo a decir. Tenemos que ser conscientes del tiempo que tenemos respecto a nuestra vida. Yo no tengo mucho tiempo, pero elijo mis batallas, cuándo es tiempo de familia, cuándo de trabajo… Saber, priorizar porque está claro que no voy a llegar a todo a la vez. Y cuando uno sabe esto desde la tranquilidad se es más feliz, porque estás eligiendo un poquito, ya que no nos da para todo. Pero es verdad que mi vida es un lío (risas).

Tenemos que ser conscientes del tiempo que tenemos respecto a nuestra vida y elegir las batallas

P: Esto es interesante, porque quien lea tu libro o indague en tu cuenta puede pensar que eres una obsesionada con el orden. ¿Es así?

R: Para nada. Yo el orden lo busco como una solución a mi problema con el desorden en ese momento. Luego es verdad que hay que ser conscientes de las consecuencias de nuestra vida. Por ejemplo, si yo quiero tener un hogar, el orden deben estar a mi servicio y no al revés, no ser una esclava del orden.

La cocina en el día tiene sus procesos, por ejemplo, desayunas en ella, se ensucia… y tengo que recogerlo, pero ya está, no es una consecuencia terrible como para no desayunar porque no quiero guardar la taza de café en el lavavajillas. Simplemente hay que saber que las cosas tienen su uso, se ensucian y se desordenan, y después hay que hacer el proceso inverso.

P: ¿Alguna persona famosa te ha pedido algún consejo o sabes que los ha empleado?

R: Algún famoso me ha dicho de ir a ordenar su casa, pero eso queda entre esa persona y yo. Y consejos sí que me han pedido. Es muy divertido porque al final ves que la vida es vida para todos; y el orden también.

Al final ves que la vida es vida para todos

P: ¿Puedes dar nombre propio?

R: Que me haya pedido ayuda de ordenar no puedo, no estaría bien. Pero en redes imagino que lo puedo contar, porque es público. Laura Escanes, que es la pera, se le fue la luz en su casa y olía su nevera a rayos. Consultó conmigo y le dije que el agua oxigenada funcionaba para eso, aplicándose en tres días.