De Antonio Franco escribiré lo que nunca hubiera querido. Pero nos acaba de dejar y como no podré compartir historias y chanzas con él, seguirá en mi memoria como aquel chaval listo y dicharachero que antes de los veinte ya era un periodista de raza. Su inquieta y brillante trayectoria lo confirmaría sin necesidad de añadir nada más. Pero los que compartimos con él proyectos no solo periodísticos sino también iniciativas para dar una nueva vida a nuestra profesión, queremos, quiero, revivir ahora por ejemplo la puesta en marcha de aquel Grupo de Periodistas Democráticos que tantos dolores de cabeza dio a los que apostaban para que nada cambiara.

En los años 70, Franco fue cofundador de dos revistas satíricas, Barrabás y El Papus, lo que dice mucho de su carácter travieso e irónico. Recaló después en el Diario de Barcelona, en una etapa gloriosa que compartimos. Mas tarde, concibió y diseñó El Periódico de Catalunya que, aterrizando en terreno trillado, consiguió remover sus capas más profundas. El Periódico de Catalunya tenía, como él mismo explicaba, un carácter de diario popular, de centro izquierda, catalanista y del Barça. Nada más y nada menos. Desde ese foro avanzó una visión del periodismo moderno marcado por su impronta original y genuina.

Durante 6 años fue director adjunto de El País y en 1988 volvió a dirigir el diario que había creado. Incansable, tenaz, terriblemente divertido, participaba en todas las movidas de la profesión. Un tipo innovador en su manera de ejercer el periodismo y crear equipos. Muchos periódicos aquí en casa, y más allá en Latinoamérica, siguieron su estela.  Fue un periodista valiente al que le gustaba jugar hasta los límites en el campo de juego que él mismo había creado.

Que se lo digan a Jordi Pujol durante el caso Banca Catalana. O a José María Aznar por la mentira que el presidente soltó sobre la autoría de ETA el 11 de marzo de 2004 a raíz del atentado de Atocha en Madrid. Desde El Periódico, Franco había liderado el no a la guerra de Irak un año antes. ¿Y recuerdan aquel editorial sobre el 3% de CIU?, después de que Pasqual Maragall pronunciara en El Parlament una frase histórica; una pista que más tarde abrió camino a situaciones que aún colean: “Tienen un problema y se llama 3%", espetó el honorable refiriéndose a Convergéncia Democràtica. Y tantas otras cosas que dan fe de su espíritu crítico, de su amor por la verdad y la información siempre, y cómo no desde su diario al que exigía que persiguiera la verdad, no los bulos. En su último artículo, publicado el 1 de septiembre, escribía sobre la inmediatez digital, no siempre fiable, y la necesidad de que la prensa impresa contrastase los datos a fin de ofrecer una información rigurosa y veraz.

No escribió sus memorias. Y con su guiño travieso lo justificó en la honestidad, porque ocultaría cosas y no quería engañar a nadie. Por esa razón, ya nunca podré averiguar personalmente por qué era un forofo del Elche. Y aunque en los últimos tiempos se interesaba sobremanera por el futbol internacional, lo cierto es que la salida de Messi del club de nuestros amores le dejó tocado.  Antonio Franco sentía pasión por Leo Messi, como la sintió por Guardiola y por Cruyff. De poder elegir, es posible que hubiera preferido que esta salida forzada de Messi al PSG se hubiera producido más tarde, cuando él ya no pudiera verla.

Lo cierto es que la vida nos viene como le da la gana. Pero, en todo caso, teníamos pendiente un partido mano a mano, compañero, amigo. Ja parlarem.