Recientemente, una sentencia del  juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 2 de Sevilla ha ordenado que una calle de esta ciudad vuelva a tener el nombre de José María Osborne que fue retirado, en virtud de la Ley de Memoria Histórica, por decisión de un pleno municipal celebrado en febrero de 2009 con los votos favorables del PSOE e IU y la abstención del PP.

En sus fundamentos de ¿derecho? el fallo detalla que “el nombre de Osborne en una calle no evoca ni recuerda ni enaltece la guerra civil, por lo que no se puede considerar un símbolo de la misma. Es más, probablemente la mayoría de los sevillanos asocien el apellido a la empresa de la que José María Osborne fue presidente, La Cruz del Campo, (...). Incluso, probablemente sea desconocida para la mayoría su participación como piloto en la guerra, así como su muerte en combate”.

Pues bien, Osborne era uno de aquellos aviadores y “héroes cristianos” cuyo recuerdo, decía fray Villacampa, que sería “perenne” porque lograron su “mayor gloria al servicio de su Dios y de su Patria”. Lo que parece obvio es que el juzgado sevillano tiene escasa memoria y que pasando olímpicamente de las proezas de Osborne en la “Cruzada de Liberación” -bombardeos contra la población civil, incluidos- ha considerado que el nombre de este aviador está más asociado a la empresa que presidía -“Cruz del Campo”- y estima, en consecuencia, que no existe ningún  impedimento para que su memoria sea perpetuada conservando su nombre en una calle de la ciudad bética. De Bertín, el cantante y showman mediático que luce el mismo apellido y que por edad tampoco se le puede relacionar con la guerra civil, no se dice nada en la sentencia pero no será porque no podría haber sido un argumento más en la defensa de esta esperpéntica decisión judicial.

En cuanto al otro fundamente de ¿derecho? que hace alusión al desconocimiento que la actual población sevillana pueda tener de este “héroe cristiano” que se puso al servicio de los sublevados al gobierno democráticamente elegido, sólo cabe decir que en el pleno municipal que aprobó quitar el nombre de 17 calles con referencias franquistas estaban los del cabo Francisco Díaz López, el sargento Manuel Sánchez Olmo o el soldado Julián Carrión y ¿conocen actualmente la mayoría de los sevillanos la vida y milagros de estos militares? Mucho me temo que no. Una pista; en una encuesta callejera, realizada en un programa televisivo sobre la figura de Franco, se le preguntó a un joven viandante que cuantas veces había sido elegido el dictador en las urnas y contestó que tres. El criterio según el cual los nombres de las calles se otorguen o conserven en función del conocimiento mayoritario de la población obligaría a optar por personajes como, por ejemplo, Belén Esteban, Kiko Matamoros o el presentador Jorge Javier.

De todas formas un duda me ronda la cabeza. ¿Podría hacerse una interpretación diametralmente opuesta y considerar que los que han dictado esta sentencia sí que tenían un conocimiento exacto de la figura de José María Osborne y de sus andanzas -incluidos los bombardeos contra la población civil no sometida a la Cruzada Nacional- y que, justamente por esta circunstancia, han ordenado que se reponga su nombre?

Gerardo Rivas Rico es licenciado en Ciencias Económicas