Europa fue mercado. Definición grosera esa de mercado. Fue unión europea más tarde. Más elegante el nombre. Pero bajo la finura de su denominación está la podredumbre del dinero, del mercado de feria, del euro-moneda-igual-para-todos. La unidad basada en el dinero es una contradicción. Las guerras hoy no son por el honor de una dama, sino por el cuerpo contrahecho del dinero. Se mata por dinero, se hacen guerras por él y por él se ejerce el dominio sobre los demás pueblos. Zapatero pasó gran parte de su primera legislatura esperando el apretón de manos de Bush como administrador de la primera potencia del mundo. Y ha pasado esta segunda legislatura pendiente del amor-odio de Angela Merkel.

Europa no es aquella comunidad que todos ingenuamente esperábamos. No hay una distribución equitativa del poder. Cada país no es un voto. El dúo Mekel-Sarkozy se divide el reino mitad por mitad con una ligera ventaja para la Canciller. Alemania, es cierto, ha aportado mucho dinero para la reconstrucción de los nuevos países que entraron a formar parte del club europeo. España sabe mucho de esto. Felipe González, aquel pedigüeño según el profeta Aznar, supo sacar ventaja de las aportaciones germanas e hizo de España un pueblo moderno abriéndolo al turismo y poniéndonos a nivel europeo. Pero Alemania canjeó aportación económica por poder y hoy tenemos que espiar sus movimientos para adecuar los nuestros, mimetizando posturas para no desentonar de sus preocupaciones.

Europa se postra en oración cuando Francia y Alemania se reúnen. Mandan los mercados y mandan estos rectores. Y los demás tendremos que hacer lo que nos manden so pena de ser castigados con la amenaza de un rescate inminente de la economía. Europa no es una unidad fiscal, ni económica, ni social, ni política. Europa es un conjunto de países sometidos y bajo las órdenes de Francia y sobre todo de Alemania. Fue el apretón de manos de Bush. Es el beso amoroso de Angela.

Si la pérdida de soberanía incluyese una real unión europea se daría por bien empleada. Pero cuando la pérdida es simple sumisión todos deberíamos revelarnos contra un matrimonio incestuoso entre países supuestamente hermanos.

Aquí, en el mandato imperial de Merkel, hay que buscar la ausencia de un referéndum para el cambio constitucional. A ella le urge esta modificación. La Constitución, como la guerra, es algo muy serio dejarlo en manos de los políticos. Se nos llena la boca con el término “ciudadanía” Pero se le da esquinazo al pueblo cuando de obedecer a otras instancias se trata.

El Partido Popular ha contribuido a lo largo de toda la crisis económica al desprestigio de España. El paro y la problemática económica han sido los puntos de apoyo para llegar directamente a la Moncloa. Aznar, encumbrado a los altares por Mariano Rajoy, se ha encargado de calumniar al gobierno en cuantas ocasiones ha tenido. Al servicio de Murdoch, ha ido pregonando por el mundo la debacle a la que nos ha conducido el gobierno socialista. No se ha ruborizado en ningún momento de denigrar al país del que fue Presidente. Aznar, el de la mirada torva, no se ha avergonzado de colocar a España siempre al borde del precipicio. Ahora es Zapatero quien se abraza al Partido Popular, preñado de FAES, de Aznar y de gürtel.

Alemania manda. Un beso encierra una infinita ternura o una traición lorquiana de puñales. Que nadie crea en la homosexualidad de nuestros mandatarios. Ni hermafroditismo siquiera. Coyuntura tal vez simplemente

A sus órdenes, Dña. Angela. Se presenta José Luis Rodríguez, Presidenta.

Rafael Fernando Navarro es filósofo
http://marpalabra.blogspot.com