En estas fechas tan piadosas en las no se deja de hablar de ciertos hijos nacidos en extrañas circunstancias, no viene mal rescatar la historia de un personaje casi olvidado de los textos bíblicos: el hijo de Jesús.

Como todo personaje fundamental en la historia, Jesús de Nazaret dejó tras de sí toda una pléyade de suplantadores y embaucadores que se hicieron pasar por él. En estas páginas ya hablamos de uno de ellos e incluso en recientemente el investigador Fermín Mayorga ha sacado a la luz un proceso inquisitorial contra Sebastián Álvarez, un platero de Bayona (Galicia) que no dudó en proclamarse como la segunda venida de Jesucristo a la Tierra.

La creencia en una segunda venida de Jesucristo propició todo tipo de impostores que afirmaban ser Jesucristo retornado

La creencia en una segunda venida de Jesucristo propició todo tipo de impostores que afirmaban ser Jesucristo retornado.

Pero el personaje que hoy nos ocupa no es tanto un suplantador sino más bien un heredero, al decir ser hijo del mismo Jesús.

Libros como El Código da Vinci (Dan Brown) o El enigma sagrado (Henry Lincoln, Michael Baigent y Richard Leigh) fabularon con la idea de todo un linaje mesiánico que se extendería secretamente a lo largo de la historia protegido por sociedades secretas de lo más conspirativas. Pero más bien son ideas novelescas que argumentos históricos, sin embargo hay un “hijo de Jesús” que sí aparece mencionado en la Biblia.

La primera pista que nos lleva a este personaje la encontramos en el capítulo 13 de los Hechos de los Apóstoles cuando se narra cómo san Pablo, san Bernabé y san Juan arribaron a la isla de Chipre en torno el año 48 después de Cristo.

Ciudad chipriota de Pafos donde los textos bíblicos sitúan al “hijo de Jesús”

Ciudad chipriota de Pafos donde los textos bíblicos sitúan al “hijo de Jesús”.

En ese entonces los discípulos de Jesús llegaron a la ciudad de Pafos donde encontraron al procónsul Paulo Sergio quien deseoso de saber qué predicaban aquellos forasteros los hizo llamar, siendo en ese momento cuando aparece nuestro protagonista.

Elimas "el mago"

Su nombre era Elimas y según el autor de los Hechos de los Apóstoles se traduciría por “el mago”, aunque hoy día el profesor de la universidad de Queensland, Rick Strelan, afirma que es un nombre típicamente judío derivado de Elam (el nieto de Noé) y que en el siglo I aparece en textos judíos (como los de Flavio Josefo) evolucionado en “Elymos”.

Es así como surge la primera duda ¿Por qué le tildan de “mago” los Hechos de los Apóstoles? En principio podríamos suponer que si la tradición mítica hebrea hacía a Elam hijo de Sem se podría entender como heredero de los conocimientos secretos de Noé, pero más allá de ello hay una clara intención de desprestigiar a ElImas por parte de los autores bíblicos.

La escena que narran los Hechos de los Apóstoles fue pintada por Rafael

La escena que narran los Hechos de los Apóstoles fue pintada por Rafael y luego por otros tantos pintores, como “La conversión del procónsul”.

Lo vemos con toda una retahíla de términos descalificativos al denominarlo “falso profeta”, “gran embustero y embaucador y enemigo de toda justicia” lo llamativo es que además de afirmar que se trata de un judío se le añade el apelativo de Barjesús, o lo que es lo mismo hijo de Jesús.

Es evidente que el nombre de Jesús no era tan singular como se suele pensar, y que ese patronímico de “hijo de Jesús” no necesariamente tendría que hacer referencia a Jesús de Nazaret pero llama la atención que cuando la colisión entre Elimas y san Pablo se hace inevitable, el líder de los cristianos no tarda en increpar a Elimas aludiendo a su linaje llamándole “hijo del diablo”.

Hay expertos biblistas que ven en este episodio una escena puramente simbólica en la que Elimas representa a las comunidades judías contrarias a la expansión del cristianismo entre los gentiles o incluso como un mero personaje más que cumpliría la profecía de los falsos profetas que auguran los evangelios (escritos a posteriori de los Hechos de los Apóstoles).

Por lo tanto, es difícil vislumbrar qué hay de realidad y de mito en este pasaje, pero no parece muy prudente crear un personaje simbólico y ponerle un nombre tan peliagudo como Elimas el hijo de Jesús…

Simón el Mago, pintado en este caso por Ludovico Carracci

Otro enfrentamiento con un “mago” lo vemos con episodios como Simón el Mago, pintado en este caso por Ludovico Carracci.

De la ceguera a la 'desaparición'

De lo que no cabe duda es, que si el legado de Jesús hubiese caído en manos de un grupo de carácter familiar, la evolución del cristianismo hubiese sido muy diferente. Y al igual que los hermanos de Jesús fueron incómodos para implantar la virginidad de María, un posible hijo de Jesús hubiese sido tanto o más molesto en los planes de san Pablo.

Llegado este punto, es probable que muchos de ustedes se pregunten qué pasó con Elimas, la solución es sencilla: San Pablo infundido del poder del Espíritu Santo obró un milagro y en lugar de sacar a este “hijo de Jesús” de su supuesto error, realizó otro prodigio más espectacular y terminó por dejarle ciego.

Como los textos bíblicos no aportan ningún dato más, en tiempos medievales Santiago de la Vorágine con su libro La leyenda dorada echó más leña al fuego acusando a “el mago” Elimas de ser el instigador de la muerte de san Bernabé. Eso si, sin decir ya nada más de que era “hijo de Jesús”.