Las múltiples posibilidades que ofrecen temas como las inteligencias artificiales abren la puerta a territorios antes solo imaginados y que ahora parecen hacerse realidad. Muestra de ello es la curiosa aventura a la que me lancé hace unas semanas, ¿podría una inteligencia artificial replicar el trabajo del pintor Diego Velázquez?
Este reto (u osadía según se vea) tiene su sentido en base a lo ocurrido en la Nochebuena de 1734. En ese momento el Alcázar de Madrid salió ardiendo calcinando a su vez buena parte de las colecciones reales y entre ellas obras de los grandes maestros de la pintura como Rubens, Da Vinci o Rafael.
Uno de estos pintores cuyas obras quedaron reducidas a cenizas fue Velázquez, y quizá, entre sus obras perdidas, la mejor documentada sea una pintura mitológica que representaba a Apolo y Marsias.
Veamos porqué. Dicho lienzo se situaba en una estancia del Alcázar llamada el salón de los espejos, un lugar ricamente decorado con las mejores pinturas. Gracias a los inventarios que se hicieron de los bienes de palacio sabemos dónde estaban colocadas las pinturas y así encajan en el retrato que Juan Carreño de Miranda hizo a Carlos II.
Desafortunadamente en ese retrato el rey posó en el lugar exacto en el que su cabeza impide ver el reflejo del cuadro de Apolo y Marsias proyecta un espejo de la pared Oeste de este salón. Sin embargo no fue el único miembro de la familia real inmortalizado en este lugar, su madre, la reina Mariana de Austria aparece en otro lienzo dejando libre ese espejo y efectivamente en la fila inferior de los cuadros que aparecen reflejados se ve uno sospechosamente apaisado tal como era el cuadro perdido.
Pero en realidad, ¿qué sabemos de esta obra? Básicamente esto:
-Era un lienzo que medía 248 cm x 83 cm (“3 varas de ancho y vara de alto” dicen los inventarios del Alcázar) y que estaba colgado de la pared Sur del salón de los espejos.
-Representaba a “Apolo desollando a un sátiro” por lo tanto, y sabiendo que Velázquez se basaba en los relatos del libro de las Metamorfosis de Ovidio, solo puede tratarse de Apolo y Marsias y en qué escenario se desarrolla la escena, un bosque.
-Hacía pareja con otro lienzo superviviente a las llamas titulado Mercurio y Argos (hoy en el Museo del Prado) con el que compartía dimensiones y formato, por lo que es de suponer que fue pintado en las mismas fechas (1659) y con estilo semejante al de Velázquez en ese periodo concreto de su trayectoria.
¿Pudo representar estas figuras Carreño de Miranda con sus pinceladas?
De ser así, solo haría falta crear un buen prompt para que una inteligencia artificial recrease la escena. Lógicamente al usar una IA que no cuenta con una base de datos velazqueña hay que jugar con la terminología hasta conseguir resultados coherentes, pero poco a poco y afilando el lenguaje el resultado ha ido apareciendo.
Como era de esperar ni sabe quién es Apolo ni Marsias, pero ya que se puede hacer el camino a la inversa le incorporé el cuadro de Mercurio y Argos (contemporáneo a Apolo y Marsias y previsiblemente parecido) para de esta forma obtener un prompt con el que saber qué conceptos maneja esta inteligencia artificial.
El resultado, lógicamente no es Velázquez, pues por mucho que avancen estas inteligencias es muy poco probable que logren añadir conceptos tan complejos como la sobriedad, los arrepentimientos (tan típicos de Velázquez) y un sin fin de cuestiones que se escapan a los parámetros lógico-racionales en las que se basa la inteligencia artificial.
Apolo y Marsias representados por la inteligencia artificial
De igual manera y aunque lograse hacer algo absolutamente coherente nunca sabremos si la obra de Velázquez se parecería al resultado… al fin y al cabo, lo que se crea es una ucronía.
Y esto también nos invita a otra reflexión: Al igual que nunca sabremos si los cuadros de Velázquez fueron como los crea la inteligencia artificial, tampoco sabremos si el mundo que conoció el pintor sevillano fue tal como lo plasmaron sus pinceles. Reflexiones que propician estás nuevas herramientas ideales para debatir sobre el sentido profundo del arte.