Este martes los populares se enfrentan a la reunión del Comité Ejecutivo Nacional tras la debacle histórica de los comicios del pasado domingo. 66 escaños. Una cifra que cae como una losa de puertas para adentro. La caída era de esperar, las circunscripciones ahogan las posibilidades cuando el voto se divide. Esto, sumado a los deslices cosechados en campaña, han provocado un batacazo sin parangón en Génova.

Ciudadanos asoma la cabeza, quedándose a cerca de un punto porcentual en voto y a apenas 9 escaños del PP. La primera fuerza de la derecha atraviesa sus horas más bajas, mientras en la casa naranja solo piensan en seguir creciendo y destronar definitivamente la hegemonía popular en la derecha española.

Las noches de gloria dejaron paso a una imagen desangelada. Génova vacía y solo la plana mayor para escoltar a Casado en su momento más crítico desde que tomó el puesto de mayor responsabilidad interna del partido. Con una sonrisa congelada agradeció a sus votantes que confiaran en ellos, tuvo buenas palabras para el PSOE -mucho han cambiado las cosas acabada la campaña- y valoró los resultados: "Llevamos ya varias elecciones en las que estamos perdiendo nuestro apoyo electoral y por eso lo que tengo que decir es que nos vamos a poner a trabajar desde ahora con la máxima ilusión y la máxima responsabilidad para recuperar ese apoyo y para hacerlo además liderando el espacio de centro derecha".

Además, sostuvo el mensaje repetido hasta la saciedad. La división de la derecha es fatal para los intereses conservadores: “Es necesario que el votante de centro derecha se dé cuenta de que la fragmentación sólo ha favorecido un Gobierno de Sánchez”.

La reacción debe ser inmediata. El 26 de mayo se vislumbra demasiado próximo para conseguir sobreponerse al revés electoral sufrido en las generales. Sin embargo, el PP confía en su estructura interna y en los apoyos que siempre se han mostrado fieles. La figura de Pablo Casado se pone en cuarentena y la sombra de Feijóo parece alargarse en demasía. Con los próximos comicios a la vuelta de la esquina, los populares tratarán de remontar y salir airosos de su escenario más crítico.

"El proyecto del PP es a largo plazo. Necesitamos el tiempo que todo el mundo ha tenido y necesitamos la confianza de los militantes", dijo García-Egea, secretario general del PP y mano derecha del líder de la formación, durante su intervención ante los medios el pasado lunes. Un favor de gracia que se presenta como última bala. El dirigente popular, además, recordó que Pedro Sánchez estuvo en mínimos y ahora está en condiciones de gobernar y deja entrever que con Pablo Casado podrá suceder lo mismo en el futuro.

Malos tiempos si la remontada empieza por emular al adversario, por rendir pleitesía al proceso de resiliencia y resistencia de aquel que te ha puesto entre la espada y la pared.