La política migratoria del Partido Popular en España ha demostrado, a lo largo de los últimos años, una preocupante inconsistencia y, en algunos casos, una clara tendencia a la discriminación. A la xenofobia y al racismo. Esta postura se manifiesta de manera evidente en el trato diferenciado que los de Alberto Núñez Feijóo da a los inmigrantes según su origen, revelando actitudes que podrían calificarse de xenófobas y racistas. Para el PP, no es lo mismo un migrante blanco que uno negro. Los hechos han demostrado que un ucraniano vale más que un africano.

Un ejemplo claro de esta hipocresía se observa en las declaraciones y acciones de líderes del PP como Xavier García Albiol, alcalde de Badalona. Albiol ha sido objeto de controversia por sus comentarios sobre un grupo de inmigrantes marroquíes a bordo de un ferry. En su mensaje, el alcalde describió de una manera clasista y xenófoba a un grupo de jóvenes con los que coincidió, sugiriendo que su llegada a España tendría consecuencias negativas: "Estoy en un ferry de Balearia desde Ibiza a Barcelona. Han embarcado a unos diez hombres marroquíes -todos con una bolsa de una entidad social- de entre 25 y 40 años, todos con teléfono, casi todos con gafas de sol, aspecto saludable, alguno incluso con un cuerpo de gimnasio y haciéndose fotos con el signo de victoria", señaló en su cuenta personal de X.

A continuación, exclamó: "Cuando lleguen a Barcelona se repartirán por las ciudades del entorno, entre ellas supongo que Badalona. Lo que ocurra después, con casi toda seguridad, la mayoría ya lo sabemos. Esto acabará como Francia antes que después. Al tiempo". Estas declaraciones no son aisladas y se alinean con una narrativa más amplia dentro del PP que busca criminalizar y estigmatizar a los inmigrantes africanos, mientras que la actitud hacia los refugiados ucranianos ha sido notablemente distinta. 

Alfombra roja para los ucranianos

En cambio, desde el inicio de la invasión rusa en Ucrania, la respuesta del PP hacia los desplazados ucranianos ha sido de acogida y solidaridad. Los alcaldes y presidentes autonómicos del PP se apresuraron a ofrecer plazas y recursos para recibir a los refugiados ucranianos, destacando la "generosidad" de la Unión Europea y exigiendo mayor apoyo militar para Ucrania. Una generosidad olvidada cuando el migrante es africano. Esta disposición contrasta radicalmente con la reticencia mostrada hacia los inmigrantes que llegan del sur, quienes son recibidos con desconfianza y odio por parte de la derecha española. El portavoz de Defensa del GPP, Agustín Conde, señaló el pasado mes de mayo que España debía ampliar su aportación en “un momento decisivo donde se juega el destino de la guerra”. Según él, "ni España contribuye lo que debería conforme a su tamaño ni lo que aporta es suficientemente conocido por los españoles, pues la falta de transparencia del Ministerio de Defensa es proverbial”.

Este trato diferenciado pone en evidencia una política migratoria que parece basada en criterios raciales y geopolíticos, donde los inmigrantes blancos, europeos y cristianos son recibidos con los brazos abiertos, mientras que los inmigrantes africanos, musulmanes y de otros orígenes son objeto de sospecha y rechazo. La hipocresía del PP en este asunto no solo es moralmente cuestionable, sino que también socava los principios de igualdad y justicia que deberían guiar la política migratoria en una sociedad democrática. De hecho, en este aspecto, es difícil diferenciar entre el PP y organizaciones ultraderechistas. Además, esta posición pone en evidencia los valores cristianos que el PP cree abanderar.

El caso de los refugiados ucranianos demuestra que es posible implementar mecanismos eficaces de acogida y protección, pero la negativa a extender estos mismos derechos a inmigrantes africanos revela una inquietante falta de voluntad política para garantizar la igualdad de trato. 

El Ejército para frenar la inmigración

La radicalidad del PP en este ámbito les ha llevado a lanzar propuestas como el despliegue del Ejército para frenar la inmigración africana. El pasado 4 de julio, Miguel Tellado, portavoz del Partido Popular en el Congreso de los Diputados, solicitó al Gobierno que desplegara la Armada española para bloquear la llegada de migrantes a Canarias. Durante una entrevista en el programa Espejo Público de Antena 3, Tellado argumentó que las Fuerzas Armadas deberían utilizar embarcaciones para impedir que los cayucos zarpen de sus países de origen, lo que evitaría que los migrantes lleguen a España. Esta declaración se enmarca en un contexto de creciente preocupación dentro del PP sobre el aumento de la inmigración irregular en los últimos años. ¿Es posible imaginar un escenario en el que el PP pidiera una intervención militar para frenar la llegada de inmigrantes ucranianos?

Alberto Núñez Feijóo, líder del PP, ya había expresado previamente esta preocupación durante un discurso en Portugal ante otros miembros del Partido Popular Europeo, donde acusó al Gobierno de Pedro Sánchez de haber "llegado muy tarde" al abordar la cuestión migratoria. Feijóo advirtió que el enfoque del Gobierno podría estar generando un "efecto llamada", es decir, incentivando a más migrantes a intentar llegar a España. Además, subrayó la necesidad de que la gestión de las fronteras españolas, que también son fronteras de la Unión Europea, sea un esfuerzo conjunto a nivel europeo y no solo recaiga en los países de entrada como España, Italia y Grecia.